" ¿Fin de una sociedad? Aparte de jaquear a la actividad frutícola, el paro furioso de los trabajadores del empaque ha mellado hasta la médula la relación personal y política entre el jefe del gremio de la fruta, Rubén López, y el senador Miguel Pichetto. López siempre estuvo alineado en las filas pichetistas e intervino en cuanta reunión y acto hubo en apoyo de quien ahora comparte la carpa chica de los Kirchner. Pero ayer, en el contexto del conflicto frutícola, se produjo una herida que no será fácil de cicatrizar. La posición de López es mantener a ultranza el paro, pero Pichetto adscribe a una negociación donde los sectores en pugna se pongan de acuerdo. El jueves al mediodía Pichetto llamó a su hasta entonces amigo y fiel colaborador López, con el visto bueno de la presidenta Cristina, desde las oficinas del ministro Tomada, cuya cartera dispuso la conciliación obligatoria.
-Rubén, hay que tratar de acordar, haciendo hasta lo imposible para levantar el paro. Esto no le conviene a nadie, y menos a los trabajadores. Además, está la conciliación obligatoria -habrían sido las expresiones de Pichetto.
-El paro sigue. Y no se va a levantar hasta que los empresarios se acerquen a lo que pedimos. No vamos a hacer concesiones -habría respondido López.
Hubo más, pero no ayudó a mantener el eje político-sindical entre ambos. Tal vez estas aguas turbulentas sean beneficiosas para Carlos Soria, quien está pescando para su propia cosecha. Si ya busca con anzuelo de seda a la defensora Ana Piccinini y al intendente radical de Viedma Osvaldo Ferreyra, no hay razón para que no haga lo mismo con López, quien a su vez necesita imperiosamente un ancla peronista donde asentar su barco que, hoy por hoy, se mueve con rumbo incierto.