AMSTERDAM (AP).- En el futuro, probablemente se hable de la gran crisis de la tortilla mexicana como el momento en que el etanol comenzó a perder fuerza. Sea o no cierto, en ese momento se empezó a achacar a los biocombustibles el aumento en los precios de los alimentos. El uso de maíz para hacer combustibles en lugar de harina y la consiguiente suba de los precios de la harina pusieron las tortillas fuera del alcance de los sectores más postergados de México. Dos años después se está buscando la forma de que el maíz vaya a parar a los estómagos de la gente y no a los tanques de gasolina.
Los biocombustibles del futuro probablemente no deriven de alimentos sino del césped que crece a los costados de las carreteras, así como de los tallos que quedan luego de las cosechas de los cereales, los basurales y los sobrantes de las comidas.
Numerosos gobiernos promovieron el uso de combustibles alternativos en los últimos años para aliviar la dependencia del petróleo importado. Pero ahora se está analizando más detenidamente el uso de productos alimenticios para hacer combustibles. Después de todo, los productores de biocombustibles también se vieron afectados por el incremento de los precios de los granos.
"Se quemaron. No quieren volver a vivir una experiencia como ésa", declaró Vicky Sharpe, directora de Sustainable Development Technology de Canadá, que administra los mil millones de dólares que el gobierno canadiense destina a tecnologías limpias. Universidades y laboratorios están invirtiendo millones de dólares en la búsqueda de formas de aprovechar maderas o excremento de animales para producir etanol, lo que eliminaría su dependencia del volátil mercado de alimentos. "Se pasará a una segunda generación de biocombustibles que use desechos. Dejará de existir el debate alimentos vs. combustibles", sostuvo Sharpe.
La cosecha mundial de granos llegó a un nivel sin precedentes el año pasado: 2.300 millones de toneladas. Pero la demanda siguió aumentando, no sólo para su uso en biocombustibles sino también para alimentar animales y satisfacer una dieta que cada vez incluye más carne en la India y en China.
El impacto de los biocombustibles en los precios de los alimentos es algo debatible. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos dijo que los biocombustiles generaron un aumento de sólo el 3% en los precios de los alimentos mundiales. Agregó que los verdaderos causantes de los incrementos fueron los precios del petróleo, que ocasionaron aumentos en los costos de los fertilizantes y de transporte. En el otro extremo, el Banco Mundial emitió un informe en junio según el cual entre el 70 y el 75% del aumento de los precios fue causado por los biocombustibles y su impacto en las existencias de granos y la especulación.
Peter van der Gaag, director de la firma BER-Rotterdam, una empresa que está construyendo una planta para convertir 350.000 toneladas de trigo al año en gas y etanol, dijo que sólo del 2 al 3% de la producción mundial de trigo es destinado al etanol. "¿Qué impacto puede tener en los precios del pan?", preguntó. Sin embargo, el precio de este alimento aumentó varias veces en el último tiempo.