La crisis internacional también está golpeando con dureza a la economía rusa y parte de las consecuencias de la contracción que sufre el consumo en el citado país está repercutiendo de forma muy negativa en el negocio citrícola valenciano. Rusia se había confirmado durante las dos últimas campañas como uno de los destinos emergentes más prometedores para la exportación naranjera de España -de hecho en el último ejercicio los envíos se duplicaron respecto del curso anterior hasta situarse en una cifra próxima a las 50.000 toneladas- pero este año la demanda rusa se encuentra en una inquietante situación de parálisis. Desde el inicio de la actual temporada y hasta el momento, los pedidos han descendido en torno de un 85% respecto del mismo período del año anterior, según diversas empresas consultadas.

Los importadores rusos apenas dan señales de vida y se muestran muy reticentes a la hora de cerrar tratos porque, al parecer, están cobrando con mucho retraso de sus clientes. "Las cosas han cambiado radicalmente -explicó Alberto Torres, gerente del grupo Goldfinger, especializado en el mercado ruso- respecto del ejercicio anterior. De hecho todavía no hemos fletado ningún barco y sólo hemos enviado la cuarta parte de los camiones que la temporada pasada". (Fuente: Carbó/Valencia)