A pesar de los intentos de la actual administración por contener el costo de vida de los argentinos, los precios de los alimentos se incrementan semana a semana.
La inflación parece ser el resultado inevitable de las políticas de incentivo a la demanda agregada que se vienen ejecutando desde el 2003, junto con niveles de ahorro e inversión insuficientes para responder al crecimiento económico.
En este marco, algunos sectores productores de alimentos se vieron involucrados en la puja distributiva que contrapone, por un lado, la ventaja implícita de un tipo de cambio devaluado (que incentiva exportaciones y protege la producción interna), con la necesidad de controlar los precios internos y abastecer al mercado doméstico.
Concretamente, la producción de carne nacional enfrenta esta disyuntiva, sumida hasta agosto de este año, en un contexto internacional de aumentos de precios de los alimentos.
En respuesta a las presiones distributivas, la actual administración ha implementado medidas heterodoxas como la imposición de cupos a la exportación, precios internos máximos y límite de peso de faena. De hecho, en mayo del 2007 se firmó un convenio que permitía exportar 42.000 toneladas de carne por mes (aproximadamente 500.000 por año). Por su parte, el límite de peso de faena se estableció en 240 kilos.
A su vez, se mantuvo una política impositiva activa que intentaba controlar los volúmenes exportables y desdoblar los precios internos respecto de los internacionales. Este impuesto a las exportaciones derivó en el conflicto entre el gobierno nacional y el sector agropecuario, que llegó a paralizar no sólo la producción de carne vacuna, sino toda la economía argentina durante marzo y abril.
No obstante, hasta hace unos meses atrás, en un contexto de tipo de cambio devaluado, precios internaciones de la carne en alza y oferta cárnica inelástica en el corto (y mediano) plazo, el mercado externo se tornó mucho más atractivo para la industria de la carne (inclusive, a pesar del desincentivo a exportar que implican las retenciones a las exportaciones).
Las señales de mercado han incentivado claramente la oferta de exportaciones, en detrimento del mercado doméstico, que parece abastecerse con el remanente del producto exportado.
Como consecuencia de lo anterior, y respondiendo a la lógica del mercado, el desabastecimiento del mercado interno junto con el incremento de precios internacionales de la carne, se ha reflejado directamente en el aumento de los precios domésticos.
En uno de los gráficos adjuntos se muestra el constante incremento de precios, medido a través del Índice General Oncca (IGO). El IGO es un índice de precios mayorista de la carne, que considera la cantidad de cabezas de ganado que ingresan a los diferentes mercados nacionales diariamente y a las diferentes categorías de animales (novillo, ternera, vaquillona, etc.); tasando, de esta manera, el precio promedio de cada kilo de carne en los mercados mayoristas.
La serie exhibida verifica lo expuesto en los párrafos anteriores: los precios cárnicos aumentaron durante todo el 2007 y hasta agosto del 2008.
En abril de este año, el índice alcanzó un nivel máximo de 3,19 pesos (por kilo), mostrando una variación interanual del 36,4% y un incremento respecto del mes anterior (marzo 2008) del 2,6%.
En efecto, el precio de la carne se incrementó significativamente durante marzo y abril, producto del desabastecimiento que trajo aparejado el conflicto entre el gobierno nacional y el sector agropecuario. Sin embargo, excluyendo los incrementos extraordinarios y coyunturales de estos dos meses, se verificó una tendencia alcista en el IGO; el costo medio de la carne alcanzó un valor de 3,01 pesos (por kilo) en agosto del 2008, luego de incrementarse un 21,9% respecto del mismo mes del 2007.
Es lógico pensar que el comportamiento de los precios mayoristas se refleje directamente en incrementos de precios minoristas y, por ende, en el costo de vida de los ciudadanos; más aún si se considera que la carne bovina representa el 18,5% del total de alimentos y bebidas consumidos en los hogares argentinos.
No obstante lo anterior, como consecuencia del reciente estallido de la crisis internacional, es de esperar una caída del costo de la carne para los próximos meses. En efecto, consideramos que el precio del ganado bovino refleje el comportamiento del costo internacional de los alimentos; dado que este último, en octubre pasado, ya presentó una caída cercana al 19% respecto de los valores de junio.
Paralelamente, considerando la evolución del precio internacional de la carne, se observó una fuerte aceleración de precios desde diciembre del 2007. En efecto, durante el período enero-agosto, el aumento del costo de la carne acumuló un 43,4% y superó ampliamente el incremento del resto de los commodities, que según el índice ponderado de materias primas -que elabora el BCRA- acumuló un incremento en torno del 12% durante el mismo período.
Como consecuencia lógica de lo anterior, se generó una tendencia alcista en los mercados internos de cada país, que según las políticas aplicadas por cada administración repercute finalmente en el bolsillo de los consumidores y en los niveles de precios de toda la economía, según los hábitos de consumo de cada sociedad.
TRABAS A LA EXPORTACIÓN
En la Argentina, la exportación de carne está gravada con una retención del 15%. Esta retención, además de representar uno de los principales recursos de caja para el gobierno nacional, cumple el rol de desdoblar los precios internos respecto de los internacionales. Si bien los consumidores se benefician con estas medidas -que intentan controlar el costo de vida-, los productores se ven inmersos en un contexto que tiende a desalentar la producción de carne de res, dado el menor precio que perciben sus productos.
Luego es probable que este control de precios desaliente una expansión menor de la oferta cárnica y, por ende, genere aumentos de precios domésticos, como consecuencia del desabastecimiento.
EVOLUCIÓN DE LA FAENA
Durante los primeros 8 meses del año se observó una reducción de la cantidad de animales sacrificados. La faena acumulada desde enero a agosto del 2008 totalizó 8,13 millones de cabezas, lo que representa un retroceso interanual del 1,9% (161.607 toneladas menos). En términos mensuales, el promedio pasó de 1,18 millones durante el período enero-julio '07 a 1,16 millones durante el mismo período de este año, es decir, se faenaron unas 23.000 cabezas menos por mes.
Si bien esta reducción acumulada del faenamiento se debe al paro del campo, la comparación interanual de julio (último mes relevado), exhibe un leve incremento del 3,6%, significativamente inferior al incremento observado durante julio del 2007 (19,1%).
En este sentido, ambos datos dan cuenta de un paulatino amesetamiento de la faena bovina, lo que podría generar presiones inflacionarias en el corto plazo, dada la importancia que tiene el consumo de carne en la dieta de los argentinos.
Al analizar la faena durante enero-agosto 2008, se observa que las únicas categorías que experimentaron incrementos interanuales fueron los terneros (13,2%), vacas (5,9%) y vaquillonas (7,3%), frente a una reducción en el sacrificio de novillos (-12,8%), novillitos (-3,6%), toros (-3,8%) y terneras (-8%).
Teniendo en cuenta la participación que tuvieron las distintas categorías en la faena, se observa que los novillitos se posicionaron como integrantes mayoritarios, con el 22,3%, seguidos por los novillos con el 22%. Las vacas quedaron relegadas al tercer lugar, con el 21,3%. Los vaquillonas, con el 16,3%, se ubican en el cuarto lugar. Las terneras y terneros aportan el 11,7% y 5% respectivamente, mientras que los toros participaron con el 1,5%.
Por otra parte, en la relación de faenamiento de machos y hembras, se observa que a partir de octubre del 2006 se volvió a superar el nivel considerado crítico de faena de vientres (43%). A su vez, a partir de diciembre del 2007, el porcentaje de hembras faenadas se equipara al de los machos: es así que en agosto del 2008 la participación se ubicó en un 48,9%, correspondiéndoles el 51,1% restante a los machos.
Paralelamente, considerando las variaciones interanuales, se destaca que durante los primeros ocho meses del año, las hembras destinadas a faena registraron una reducción del -0,5% (2.000 animales menos). En la misma línea, los sacrificios de machos se incrementaron un 2,5% durante el mismo período (16.361 cabezas).
De este modo, el significativo incremento de la matanza de vientres -producto del desabastecimiento general que sufre el mercado cárnico- presenta una luz amarilla para producción futura de carne bovina.
PRODUCCIÓN DE CARNE
La evolución de la producción de carne se presenta como el reflejo de lo que ocurre con la faena bovina: considerando el período enero-agosto '08, se observa un retroceso del 3,8% en la producción de carne, respecto del mismo período del año anterior.
Es decir, se acumulan sólo 2 millones de toneladas, mientras que se producían 2,1 millones de toneladas durante el mismo período del 2007.
A priori, la reducción de la producción cárnica se interpreta como el resultado del conflicto entre el gobierno y el campo, por las retenciones a las exportaciones, durante marzo, abril y junio del 2008. Sin embargo, si se considera agosto, donde las condiciones se habían normalizado, se observa una caída del 5,4% respecto de igual mes del 2007, lo que marcaría un significativo retroceso en la producción, si se considera el incremento de julio del 2007 respecto del mismo mes del 2006 (+0,7%).
CONCLUSIONES
En síntesis, hasta agosto del 2008 se ha verificado un sostenido incremento del precio doméstico, minorista y mayorista, de la carne de res. Tanto el aumento del valor internacional de los alimentos -y en especial del de la carne- como el amesetamiento en la matanza de animales (y en la producción de toneladas de carne) tendieron a generar el alza de los precios internos.
Por otra parte, el control de precios ejercido por el gobierno nacional, a través del impuesto a las exportaciones de carne (15%), ha demostrado ser insuficiente para frenar la escalada de precios y, en cierta forma, tiende a desalentar la producción de carne, que se ha desacelerado durante los últimos meses del 2008.
No obstante lo anterior, en el nuevo marco de crisis internacional se espera una tendencia bajista de valores y cantidades en el mercado cárnico, producto de la caída que ya evidencian los precios de los commodities en los mercados internacionales, incluida la carne.
Fuente: Consultora E&R