Sin embargo, para la campaña 2008-2009 el clima decidió darles una mano a los fruticultores trasandinos. La concentración de las lluvias en invierno, la ausencia de heladas de consideración y una fresca primavera que ayudó a la floración, apuntan a una alta carga potencial de frutas por planta, pero más firmes que en la temporada anterior, lo que mejora su vida luego de salir de la chacra.
Pero el aporte del clima no se queda allí. Este año la cosecha comenzará con cerca de una semana de retraso respecto de un año normal, un notorio alivio respecto de las tres que se demoró la temporada anterior, lo que provocó un exceso de oferta de uva de mesa en febrero y marzo.
El precio del dólar sin dudas fue un elemento central para el cambio de ánimo del sector. La debacle en el precio del cobre hizo caer con fuerza al peso frente al dólar. Mientras que en marzo de este año, en pleno remate de la uva de mesa, la divisa norteamericana rondó los $ 434 por dólar, la semana pasada cerró a $ 640, lo que refleja un aumento de 47%. Sin dudas, se habla ahora de otro negocio.
Para los productores trasandinos, esto significa el fin de una travesía de casi dos temporadas con resultados en rojo producto de los bajos retornos en dólares y del continuo crecimiento en pesos del costo de la mano de obra.
TEMORES
El gran temor del presente ejercicio exportador es que la de manda se contraiga fuertemente en EE. UU. y Europa.
Hay razones de peso para la preocupación. La economía de estos dos bloques económicos entró en recesión y esto contrae el
Se espera una mejor calidad en la producción.
La clave será favorecer la venta rápida.
consumo general. Sin embargo, todo indica que la situación en la fruta no es tan preocupante. Como reconocen personajes históricos en la industria de la fruta, en las crisis económicas las personas tienden a consumir más en casa. Cuando eso sucede, hay una demanda mayor por fruta.
Un segundo elemento es que, en términos comparativos, la producción del hemisferio sur todavía es menor respecto de la del hemisferio norte. Como esta oferta es de contraestación y más cara que la fruta local, se concentra en un tipo de consumidores con un poco más de recursos. Es por ello que una ligera caída de precios permite el ingreso de millones de nuevos consumidores.
Es decir, demanda hay. El tema es al precio que se vende para atraerla. Es justamente la resolución de esa ecuación la principal tarea de la industria frutícola para la temporada frutícola 2008-2009.
En este punto hay que tener en consideración que los supermercados en EE. UU. y Europa, debido a las dificultades de financiamiento que enfrentan por estos meses, están muy adversos al riesgo de manejar grandes inventarios y prefieren asegurar una alta rotación de los productos en las góndolas, lo que logran con precios bajos. "La clave de esta temporada va a estar en el punto de precio que se elija para ingresar con la fruta. Creo que en tiempos de crisis económica hay que favorecer la venta rápida, no sacamos nada con estancar el mercado con precios altos. La demanda existe y hay que aprovecharla", afirma Alejandro Barros, presidente de Aconex.