Mientras en las más tradicionales zonas de cría y producción de bovinos, la crisis impacta con un ajuste a la baja sobre los precios pagados al productor, la región patagónica y Neuquén en particular se comportan como una suerte de "isla" o, en las palabras del especialista Gastón Paz, como una región "desacoplada".

Paz fue el hombre del martillo en el último remate de reproductores de cabañas neuquinas, rionegrinas y chubutenses, que exhibió excelente genética pata- gónica por su adaptación a la zona, precios razonables y compradores cautelosos (ver recuadro). Lleva 20 años en la labor de martillero, pero hace 30 que está ligado a la actividad ganadera y consignataria, en una familia tradicional en ese rubro para la gente de campo.

En un aparte del encuentro que se desarrolló en el predio de la Sociedad Rural del Neuquén, en Junín de los Andes, Paz dialogó con este diario. Afirma que la firmeza de los precios en la región, la calidad de la hacienda y el nuevo estatus sanitario deberían obrar como una plataforma de despegue para la carne neuquina. La que sigue es una síntesis de esa charla.

-¿Por dónde pasan los ajustes del sector ganadero, en una situación de incertidumbre como la actual?

-Estamos viendo un derrumbe de precios de la hacienda gorda, con dificultades para vender la que proviene de feed-lot. Ahora se está viendo todo lo que se retuvo hace 20 días, a la espera de mejores valores; pero en contraste empezó un proceso de declinación de precios, lo que aceleró la venta. Hay que recordar que en el feed-lot, la hacienda se puede pasar de gordura, lo cual obliga a vender...

-¿Qué papel juega en esa relación el hecho de que la demanda interna de carne no haya bajado de manera ostensible?

-Eso es correcto. En efecto, el consumo interno de carne se sigue manteniendo en 80 kilogramos (anuales por persona), pero los frigoríficos están con un stock muy importante, lo que les permite ser muy cautelosos a la hora de comprar. Por otro lado, hay un proceso de exportación

que está frenado en todo el mundo por la crisis internacional. Si bien no creo que el mercado argentino pueda asumir comer más de 80 kilos por persona, sí se va a mantener en esos números, lo que a su vez provoca que el precio de la carne en el mostrador no baje, porque los ajustes se están dando en la cadena, con el precio que recibe el productor, lamentablemente. Hay que tener en cuenta también que lo que está pasando con la hacienda gorda se empieza a reflejar en la de invernada. El valor del ternero de invernada en la pampa húmeda y en el norte hacaído un 10%.

-¿Cabe esperar que la situación se mantenga o, por el contrario, se prevé un cambio de tendencia a corto plazo?

-Yo creo que cuando termine esta importante oferta que está saliendo de los feed-lot (los paros también demoraron la salida de gordos), quizá a fines de noviembre o a comienzos de diciembre, se podrá jugar con una oferta menor, consumo estable en 80 kilogramos y carne a valores más que competitivos respecto de otros productos... Eso el ama de casa lo conoce.

-¿Cuál es su visión del comportamiento del mercado patagónico, ya que en la región no hay aún una incidencia tan marcada del engorde a corral?

-Bueno, todo lo que acabo de explicar no se aplica tal cual para la región, porque hay un desacople de esa realidad. El mercado no funciona con tanta cantidad de hacienda y el nuevo estatus sanitario permite vender hacienda de la zona al resto de la región patagónica. Eso posiciona a la producción de la provincia en un momento bueno. Creo que, si hoy hay una provincia que puede mantener buenos valores, es Neuquén, porque el cambio de estatus sanitario y un mercado regional que sigue tirando para arriba en cuestión de precios provocan que no se vivan los mismos problemas de la pampa húmeda. El valor de la hacienda gorda de la zona está superando en un 70% lo que vale en el resto del país.

FERNANDO BRAVO