Las variaciones que presenta el peso respecto de la moneda norteamericana generan preocupación entre los exportadores frutícolas regionales. Cada semana que pasa el sector ve desvanecerse la idea de llegar a fin de año con un dólar a 3,80 pesos.
Para algunos el que el dólar llegue a su equilibrio de mercado es sólo una cuestión de tiempo; para otros, responde a la decisión política de mantener la paridad cambiaria en un techo de 3,40 pesos. Pero el tiempo es clave para los exportadores: no es lo mismo contar con un dólar de 3,80 a fines de este año que hacia julio del año que viene.
En la otra vereda, la carrera contra los costos es imparable.
Los gremios se plantaron en reclamos que son insostenibles para el sector. Los trabajadores rurales exigen un aumento de salarios cercano al 50% y los de servicios (galpón y frío), de alrededor del 40%, mientras los insumos importados crecen en dólares y la carga tributaria se mantiene sin cambios de modo de alimentar la caja nacional.
¿Cierra un dólar a 3,40 para el sistema frutícola regional?
Con la inercia que presentan los costos, esa paridad no termina de conformar. Estudios del sector privado detallan que para la temporada que ya está comen
zando se espera otro incremento en los costos -en dólares- en torno del 20%. Y estos valores no pueden trasladarse a los precios del mercado como se hizo hasta ahora; no hay margen para ello.
Pero las necesidades del sector no siempre van de la mano de las del Estado nacional. Esta semana el gobierno dio claras señales en cuanto al nivel en que quiere que esté el dólar. Con medidas directas e indirectas presionó al mercado para que la divisa volviera al piso de los 3,30 pesos, una paridad que para muchos empresarios resulta incompatible con las realidades nacional, en función de la evolución de los costos locales, e internacional, en virtud de la tendencia que muestra el resto de las monedas de los países del hemisferio sur.
(Redacción Central)