La fuerte devaluación que experimentó el peso frente al dólar en las últimas semanas generó cierto alivio entre los empresarios del sector frutícola. "Un dólar entre 3,60 y 3,80 pesos, como ya se habla para fin de año, es una buena noticia para la fruticultura regional", confió un importante exportador al ser consultado por el tema.
Esto era lo que estaban reclamando los exportadores y la Unión Industrial Argentina (UIA) para poder mantener la competitividad de las ventas externas y sostener el mercado interno sin que se produjera la invasión de productos que se temía.
Esta nueva paridad cambiaria permite licuar parte de los costos internos que presenta la fruticultura, un tema clave en la rentabilidad del sistema.
Desde la salida de la convertibilidad hasta fines del 2005 la ventaja competitiva que generaba la paridad cambiaria para el sector exportador era significativa. Sin embargo, a partir del 2006 los costos internos comenzaron a crecer y esterilizaron todas las bondades del tipo de cambio.
En los últimos días el peso argentino siguió los pasos del resto de las monedas de la región, aunque con menor intensidad: se devaluó frente al dólar y tocó niveles superiores a los 3,40 pesos.
Para los operadores comerciales frutícolas y los productores, un dólar alto da lugar a una competitividad adicional que permitiría compensar ciertos problemas que podría enfrentar el sector en la próxima temporada. Uno de ellos es la financiación. Los bancos locales cierran todo tipo de créditos aduciendo que sus casas matrices no giran fondos a sus sucursales. Es que la crisis financiera internacional tiene como epicentro las entidades bancarias, que se encuentran descalzadas en la relación préstamos/depósitos teniendo en cuenta que los ahorristas huyen con sus fondos hacia las cajas de seguridad y es el Estado, en cada uno de estos países, el que está saliendo al rescate de ese descalce. "Hoy los bancos no tienen plata para prestar y ése será un factor limitante para trabajar con tranquilidad esta temporada", aseguró la fuente consultada.
La devaluación del peso es clave para la fruticultura y las economías regionales en general. Sin embargo, los cambios en la paridad pueden acarrear efectos colaterales adversos como el aumento de precios internos (inflación).
Lo que suceda de aquí a fin de año con la economía argentina será decisivo para definir cómo queda posicionada la fruticultura regional en el nuevo escenario económico y financiero de cara a la nueva temporada que se avecina.
(Redacción Central)