El gobierno nacional comenzó con la intervención del mercado de carnes a inicios del 2002 con la aplicación de las retenciones a las exportaciones. En el 2005 profundizó esta política e interrumpió parcialmente las ventas externas. En el 2007 dictaminó el cierre total del comercio con el mundo y hoy, para poder exportar, los empresarios deben realizar un curso de modo de sortear la burocracia estatal que impide el flujo continuo del comercio de este producto.
Los argumentos de la administración K para mantener esta política de intervención apuntaron al sostenimiento del precio interno de la carne y al desarrollo de la actividad ganadera nacional. A la luz de los acontecimientos, los objetivos de esta política derivaron en un total fracaso. La ignorancia -en el buen sentido de la palabra- de los dos grandes "interventores" oficiales en la materia, Guillermo Moreno y Ricardo Echegaray, destruyeron literalmente la actividad ganadera. Lograr que el sector recupere sus niveles máximos de desarrollo llevará años.
En cuanto al consumo interno, las estadísticas muestran que de enero a julio de este año el mercado doméstico absorbió 1,53 millones de toneladas de res con hueso (tn r/c/h) de carne vacuna, nivel apenas un 0,4% inferior al acumulado de enero a julio del 2007. En términos absolutos, el mercado interno absorbió 5.570 tn r/c/h menos entre los períodos considerados. La diferencia entre la baja de la producción y del consumo interno se explicó por la dinámica de las exportaciones, que disminuyeron en 65.533 tn r/c/h. Entre los períodos analizados el consumo interno por habitante descendió un 1,3% para situarse en 66,2 kilos/año.