La paridad cambiaria argentina, aliada incondicional de la competitividad de nuestras frutas en el exterior, hoy comienza a mostrar síntomas de agotamiento. Y a esto hay que sumar que los países hacia donde se dirige la mayor parte de nuestra oferta exportable de peras y manzanas están devaluando sus monedas. Esto significa, lisa y llanamente, que menos serán los dólares que se pagarán por la fruta del Valle en estos destinos y que la competitividad del sector regional será menor.
Brasil, por dar un ejemplo cualquiera, ya devaluó su moneda un 40% en los últimos meses. Como la mayor parte de las peras y las manzanas argentinas ya fue comercializada en este mercado, los efectos de la devaluación en el negocio frutícola regional no serán importantes. El euro y el peso mexicano siguen la misma tendencia.