La producción de arándanos, que comenzó a cultivarse hace unos 12 años en el norte de Buenos Aires y se fue extendiendo a otros polos como Entre Ríos y Tucumán, presenta un escenario muy favorable, ya que cubre unas 5.000 hectáreas en todo el ámbito nacional.
Sobre el tema, Martín Rodríguez Hunter, vicepresidente de la Cámara Argentina de Productores de Arándanos y Otros Berries (CAPAB), precisó que es un producto que "se vende mucho al Hemisferio Norte, básicamente a Estados Unidos y a Europa, que lo compran en contraestación".
En la dieta de los americanos o ingleses, la ingesta del fruto está incluida hace más de cien años y aunque en la Argentina el producto es relativamente nuevo, marca cambios en los paradigmas de aquellos que se están empezando a producir en el país, tendiendo a salir de los commodities tradicionales para ir a opciones alternativas, como son frutas u hortalizas, explicó el empresario, junto con el técnico del INTA Carlos Soler.
Ambos se refirieron al fruto como "El Príncipe Azul de La Pampa", durante una jornada realizada sobre el tema y puntualizaron que la producción de arándanos tiene un alto impacto en las economías regionales, ya que "requiere mucha mano de obra, no sólo en los momentos de cosechas sino que se precisan unas 15 personas por hectárea durante todo el año".
El fruto se parece a una uva, de menor tamaño, de color azul, de un sabor no tan dulce como la uva pero que tiene amplias propiedades benéficas para la salud que hacen que día a día sea más demandado.
Además, puede cultivarse desde el norte hasta la Patagonia, y el detalle que los técnicos recomiendan observar es "saber qué variedades utilizar en cada caso".
En cuanto a la inversión necesaria, Rodríguez Hunter explicó que requiere de "mucha tecnología aplicada, desde riego por goteo, sistema antiheladas, mallas antigranizo en lugares donde lo necesitan, más la tierra y el capital de trabajo de los primeros cuatro años".
De cara a esa explicación, subrayó que "se calculan unos 40/45.000 dólares por hectárea, incluida la (ha) de campo, que pasa a ser marginal en este negocio, porque es muchísimo más lo que está arriba del suelo". Agregó que (su comercialización) está en el orden del "15% de rentabilidad, con unos 10.000 kilos/hectárea, a los 6/7 años, cuando la planta llega a la madurez, así como un precio al productor de alrededor de 40 dólares por kilo".
Puso de relieve que en la Argentina "es difícil la comercialización, ya que se hace entre pocas empresas y, obviamente, esto debe mejorarse. Lo mismo en todo lo que hace a transporte internacional, por los altos costos de los fletes.
Como conclusión, para aquellos que deseen entrar al negocio, Rodríguez Hunter aconsejó tener en cuenta que es un negocio a largo plazo y "no para entrar y salir como estamos acostumbrados los argentinos".
Acotó que, desde el punto de vista social, tiene un "enorme impacto en la economía real" y remarcó que, "más allá de la rentabilidad, uno se ve beneficiado porque genera más trabajo y prosperidad en la zona donde se desarrolla", concluyó.