La industria del Valle padeció un año complejo. Tres fueron los factores clave que contribuyeron a generar este panorama.
El primero de ellos estuvo dado por las expectativas puestas en las importantes bajas de producción en el este europeo, que llevaron los precios del concentrado a niveles históricos desde agosto del año pasado. La presión de China, sumada a los capitales especulativos que entraron en el negocio, no ayudó a contener la escalada de estas cotizaciones en el mercado internacional. En la región la industria terminó pagándole al productor 0,14 dólares por kilo de manzana, un valor promedio que superó todas las barreras de los últimos veinte años. Pero antes de que finalizara el primer trimestre del año, las cotizaciones del jugo comenzaron a desplomarse. Las industrias locales habían cerrado un precio alto para poder contar con la materia prima necesaria para molienda especulando que los precios de febrero se iban a mantener en el mercado internacional. Pero eso no ocurrió: comenzaron su tendencia a la baja y hasta el día de hoy nadie sabe cuál será su piso.
El segundo punto que complicó el escenario para la industria fueron las mermas de manzanas. Según datos extraoficiales, las pérdidas se ubicaron en torno del 30%. A esto se le agregó una alta demanda en el mercado en fresco y la pelea por obtener la materia prima derivó en un aumento de los precios. Las categorías de manzana tercera y cuarta, que años atrás iban directamente a industria, se mantuvieron para comercializar en mercados en fresco. La falta de manzanas hizo "estirar" las calidades en fresco y esta oferta se reorientó a los galpones de empaque.
Por último, el tema de los costos. Para la industria regional, un dólar "planchado" en tres pesos a la par de una suba creciente de costos internos complica el desarrollo de la actividad.