Los recientes anuncios oficiales sobre la liberación de más de un millón de toneladas de trigo con destino a la exportación no terminan de convencer a los operadores del circuito local, quienes estiman que "todas las medidas que se toman desde el gobierno son exactamente inversas" a las que precisa el comercio del grano. En esa línea, especialistas sectoriales dijeron que pareciera que el principal cereal de exportación del país "también merece la definición de 'yuyo' y que, además, es malo y detestable".
Analistas del circuito consideraron que "esta arriesgada definición está basada en varios considerandos", así como que el principal es que parece que en la Argentina "todas las medidas que se toman son inversamente proporcionales a los objetivos buscados".
Agregaron que cuando el gobierno se jactó de que las decisiones tomadas en materia de política agropecuaria apuntaban a que los agricultores diversificaran sus siembras intensificando el cultivo de maíz y trigo, por ejemplo, "vemos que generó exactamente un hecho inverso al buscado".
Señalaron además que "con las últimas medidas implementadas obligaron a los productores a recortar la siembra de trigo y a aumentar la de la soja. El primer gran error fue cerrar las exportaciones del cereal" con el argumento de que esta medida evitaría faltantes en el mercado interno. Acotaron que "al no permitirse la exportación o al disminuir el plazo existente entre la declaración de exportación y el embarque, destruyeron la posibilidad de que algún productor piense en cultivar más hectáreas con trigo este año".