Hay relatos de vecinos que recuerdan el tiempo de escasez que trajo la Segunda Guerra Mundial. Faltaban artículos de primera necesidad, el combustible, el vidrio, los neumáticos. Las tomateras, por ejemplo, no conseguían aluminio para sus envasados y hacían tomates desecados. Los pocos autos que circulaban quedaron detenidos ante la falta de neumáticos. Otro de los materiales que no se conseguían era el plomo, con el que se fabricaban los tipos móviles que se usaban en las imprentas de diarios y revistas. Los tipos móviles se gastaban y el metal se volvía a fundir una y otra vez para hacer nuevos.
Cuentan Marta y su hijo Néstor que en las décadas del '40 y '50 en Roca había tres periódicos: el "Río Negro", de Fernando Rajneri, que era semanario; "El Tribuno", de la familia Basail, y "La Gaceta Judicial", un mensuario que era de Felipe Zumpano. "Mi marido abastecía al 'Río Negro' del plomo necesario para hacer los tipos móviles, material que entonces escaseaba porque seguramente se usaba para la reconstrucción europea".
La década del '40 fue bastante explosiva para esta localidad y la Colonia General Roca toda. Se consolidó la producción frutícola, que poco a poco reemplazó a la alfalfa y la vid. Por otra parte, se ensayaron cultivos como arroz y olivos.
"Conocimos esta ciudad -relata Marta- porque acá yo tenía un hermano que había venido con la familia Allende, que también era de Cabildo. Vino con don Alfredo y todos sus hijos: Manuel, José, Ernesto, Antonio, Sebastián y Agustín. Ellos tenían trilladora de alfalfa y se establecieron acá porque había pocas trilladoras. Trabajaban en esta zona y en la de Cervantes".
Cuenta Marta que en ese tiempo se hablaba mucho de Río Negro y de General Roca en particular, que era la ciudad principal del territorio. Mateo Veñy hizo algunos viajes exploratorios con su amigo y socio Lontrau y después trajo a su familia. Llegaron en 1946, el año en que se hizo la primera Fiesta del Manzano, organizada por el magisterio local, en el mes de octubre en Roca. Durante los últimos meses de ese año, en el ámbito nacional hacían campaña política Tamborini-Mosca por la UCR y Perón-Quijano por el Partido Laborista. Eran años potentes para el país y para Río Negro, que crecía a medida que las hectáreas cultivadas se expandían.
Veñy también compraba materiales de demolición en Bahía Blanca y después los vendía acá. Además comercializaba caballos; cargaba un vagón de ellos y los vendía en Roca, en cuya zona urbana no había más que 50 ó 100 autos y 8.000 habitantes. "Muchísima gente andaba en sus jardineras y sulkys y en las chacras se trabajaba con caballos, así que mi marido los trajo durante una buena temporada".
Por esos años Brasil abastecía de caucho y neumáticos a la Argentina. En 1946, recordemos, se habilitó el puente internacional de Paso de los Libres, que permitió la llegada de fruta fresca del Valle por tren, con escala en Buenos Aires, a Brasil.
"Mi marido se dedicó al comercio y yo a mis hijos, pero también cosí y tejí para afuera, cuidé niños y tuve pensionistas, chicas universitarias, cuando mis hijos se casaron. Como Mateo era español, iba mucho a la Asociación Española y como se dedicaba al comercio conocía a mucha gente. Murió en 1991; tenía 95 años, era nueve años mayor que yo. Toda una vida juntos, nunca nos faltó nada, trabajó siempre y mucho. Hoy tengo siete nietos y nueve bisnietos, más uno en camino. ¡Tengo bisnietos de 20 años!", asegura esta mujer centenaria. "Mi hija Hilda se casó con Nicolás De Felipe, quien compró el Rossi e hizo su restaurante, el restaurante De Felipe, uno de los más antiguos e importantes de Roca. Ellos tuvieron dos hijos; mi primer nieto fue Daniel, que era muy pegado a mí y que ahora trabaja con su padre. Mi hija Mabel se casó con José Alfredo Adaro y tuvieron tres hijos; Néstor, con Cristina Polo, con quien tuvo dos. Una linda, linda familia". (S. Y.)