El comercio de granos y oleaginosas sigue registrando escasas operaciones, una mínima presencia de referentes del sector en los recintos y una creciente "inseguridad e incertidumbre" por parte de casi todos los actores del negocio.
Voceros de la actividad que pidieron estricta reserva de identidad -así lo deslizaron a DyN- acotaron que los exportadores "prácticamente se han retirado" de la plaza, mientras esperan definiciones por parte de las autoridades de la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCCA).
En ese ámbito, admitieron que se está analizando la posibilidad de "introducir modificaciones" en la operatoria exportadora vía la utilización obligatoria de los ROE verdes, lo que dejaría un "mayor margen operativo" para la concreción de negocios de exportación.
"Si se aplicaran los cambios que esperamos, el Estado cobraría igualmente por adelantado el valor de las retenciones vigentes al momento de realizar la compra pero podría extenderse el plazo actual de 45 días para cumplimentar el resto de los trámites que involucran a la actividad", explicaron empresarios del circuito granario local.
Desde otro ámbito, donde juegan la posición y las opiniones de empresas de menor envergadura, los comentarios fueron menos optimistas: "De concretarse los cambios que 'alegran' a algunos, esos fenomenales desembolsos de dólares sólo podrán hacerlos 5 ó 6 grandes líderes que tienen resto y espalda para aguantar varios meses antes de cobrar. Los demás quedarían relegados a operar sí o sí en 45 días y todo seguiría como hasta este momento", coincidieron especialistas en economía agrícola y otros referentes del sector exportador. Remarcaron también que "nadie cree" que los productores vuelquen volúmenes importantes de mercadería al mercado, ya que el valor de los commodities agrícolas se está "derrumbando estrepitosamente" en el mundo y la gente del campo "esperará para vender".
En esa línea, pusieron de relieve que la inactividad que se mantiene en los mercados de futuros es otro "obstáculo" para los agricultores, ya que no pueden proyectar operaciones con miras a las mejores expectativas que exhiben las pizarras internacionales para el largo plazo. "Aquí, con criterio cortoplacista, no es posible operar y competir con el mundo y ese escenario se traducirá en una fuerte caída en la recaudación fiscal por retenciones a la exportación de granos y el complejo oleaginoso", afirmaron directivos del sector.