La trashumancia y la ganadería caprina son la esencia de la identidad regional del norte del Neuquén, cuyo pasado se enraíza en los pueblos originarios y se funde con la herencia de la colonización española. La trashumancia es la rotación estacional entre campos de invierno y verano que permite utilizar en forma eficiente la producción forrajera de los ambientes de montaña.
El norte del Neuquén y el sur de Mendoza poseen más de 750.000 cabezas que constituyen la mayor concentración caprina del país. Su crianza y comercialización unió históricamente la Argentina con Chile, hasta que la construcción de los mercados nacionales, los procesos de industrialización y la sustitución de importaciones impidieron la continuidad de los intercambios.
La pérdida de los mercados para la producción regional desencadenó el proceso migratorio más importante luego de la campaña militar.
Los crianceros y sus familias, actores principales de esta producción, lograron sobrevivir a las crisis regionales gracias a la producción caprina en un contexto de transformación. La creación del Estado provincial (1958) y la emergencia de las instituciones públicas originaron el desarrollo de áreas urbanas de la región, en un territorio caracterizado por lo rural. El empleo y la mano de obra sustentados por el Estado fueron la propuesta de desarrollo para revertir la emigración regional y dieron lugar a la conformación de una nueva sociedad local, diversa en su procedencia y desvinculada de lo rural.
El desarrollo rural promovido por el Estado estuvo centrado en dos direcciones contrapuestas y excluyentes: por un lado, la mejora en la actividad ganadera y en las condiciones de vida de la familia rural y, por otro, el desarrollo forestal en sustitución de la producción ganadera. Ambos modelos compiten por el uso del espacio, esencialmente en las veranadas.
La actividad forestal, basada en la implantación de macizos densos, implica quebrar la integridad del sistema trashumante por el uso competitivo de las veranadas, a lo que se suma la progresiva apropiación privada de los caminos de arreo. Este modelo contemplaba sólo la incorporación del criancero como asalariado, quien abandona su actividad.
El desarrollo de un polo forestal destinado a la industrialización in situ fue promocionado como la actividad portadora de la modernidad regional y declamado como generador de cuantiosos ingresos que reemplaza rían la actividad petrolera.
La falta de conocimiento acerca de la producción caprina y de las especificidades de la actividad criancera condujo a la promoción de la oveja en reemplazo de la chiva sobre la base de argumentos ambientalistas y, más tarde, la introducción de razas exóticas como la Angora, la Anglo Nubian o la Saanen, supuestamente más eficientes que el chivo criollo. Sin embargo, la adaptación del recurso genético al ambiente y el modelado que de él hicieron los crianceros han convertido al chivo criollo neuquino en un recurso invalorable por su capacidad de producción de carne.
Por otra parte, esta raza es la única de la Argentina que produce fibra cashmere de alto valor en el mercado. Gracias al saber hacer de los crianceros, que han sido los artífices de la selección de los animales como producto de su observación y la transmisión de conocimientos entre generaciones, disponemos de este capital. Hoy la sociedad valoriza y reivindica las producciones con identidad, especialmente cuando éstas son integradas a la actividad turística. Es por ello que la obtención de la denominación de origen representa una oportunidad para la valorización del producto, distinguido por su calidad y la identidad cultural que encierra. El desarrollo de la población del área de Confluencia y la creciente actividad turística de la región de los lagos constituyen una vidriera ideal si se consolida una producción de calidad que incorpore el cuidado del medio ambiente. Es allí donde las instituciones de desarrollo deben sentar las bases para una propuesta que supere la crisis que refleja el sector criancero.
El envejecimiento de los productores, la falta de mejoras en las condiciones de vida, que no favorece el afincamiento de nuevas familias en el medio rural; la no titularización de la tierra pública, el acceso a una educación descontextualizada del medio, el incentivo al empleo y la escolarización urbana promueven nuevos procesos migratorios pero, esta vez, ligados a las áreas urbanas de proximidad. Estos elementos favorecen la pérdida de conocimientos construidos socialmente y transmitidos en la práctica, que hasta el presente no pueden ser reemplazados por nuestra educación formal.
La adecuación de las políticas institucionales, la participación activa de las organizaciones de productores, la articulación entre los sectores público y privado y la integración urbana y rural son algunos de los desafíos a los que hoy nos enfrentamos las instituciones tecnológicas responsables del desarrollo para contribuir al crecimiento de la familia criancera.
Links información sobre la Raza Criolla Neuquina:
http://www.inta.gov.ar/bariloche/info/indices/animal/cabrascriollas.htm
http://www.fao.org/ag/againfo/programmes/en/genetics/map.html
MARCELO PÉREZ CENTENO
pcenteno@bariloche.inta.gov.ar