Cómo nos cuesta avanzar.
En un momento en que todo está a favor aparecen las trabas, la burocracia y el engaño.
¿Quién puede negar que las retenciones a las exportaciones con las que se golpea desde hace ya casi ocho años a la fruticultura concentran todo su castigo en el productor o defender un tributo que busca hacer caja para sostener un perverso modelo político sin que nada de eso vuelva a la sociedad?
Dejar hacer. Ésa pareciera ser la consigna de nuestros gobernadores y de algunos legisladores nacionales que temen plantear el debate de fondo de las retenciones. Y, cuando se juntan voluntades para llevar el tema a Nación, aparece el engaño.
El Valle viene reuniendo evidencias del daño que generan las retenciones en el sistema frutícola -con todo lo que ello implica socialmente- desde hace ya ocho años. Desde el 2002 funcionarios provinciales, legisladores, empresarios y productores recorren los pasillos de los ministerios nacionales y hablan con todos los personajes K que se les presentan, llevando siempre una nueva propuesta que no tiene ningún tipo de solución.
Los gobiernos de Río Negro y Neuquén son cómplices de esta actitud de Nación: trabajar para cambiar buscando que, en definitiva, no cambie nada.
El Plan Frutícola Integral (PFI) es parte de este paradigma. En él se incluyó todo lo demandado por Nación, pero la fruticultura sigue en "lista de espera".
El sector privado debe comprender que seguir solo en esta línea es hacerle el juego a la política, es decir, al acuerdo que tiene la Nación con las provincias de Río Negro y Neuquén.
La fruticultura debe buscar nuevos consensos. Y el sector privado debe estar al frente de la propuesta.
Se está perdiendo una oportunidad histórica en este sentido.
El problema de la fruticultura en el contexto nacional va mucho más allá del PFI. Este programa es necesario pero no determinante para los cambios que reclama el sector. Las necesidades de la fruticultura pasan por otro lado.
El sector privado no se puede quedar como un mero espectador de los reclamos que realiza todo el campo del país. Nadie duda del esfuerzo puesto en llevar adelante el PFI, pero con eso solo no alcanza. Se necesita un cambio de actitud frente a los problemas del sector. Y este cambio sólo puede ser liderado por el sector privado.
(Redacción Central)