BUENOS AIRES.- Desde hace un par de años, el gobierno altera la ecuación económica de los productores de leche por distintos canales.
El primero actúa reduciendo costos de producción y tiene que ver con los derechos de exportación sobre granos. Las retenciones, al disminuir el precio interno de éstos, reducen el precio del alimento que consumen los animales (alimento balanceado) y también el costo de oportunidad del capital invertido en esta actividad y no destinado a la agrícola.
El segundo de los instrumentos afecta el precio de la leche a nivel del productor -lo reduce-: se trata de las restricciones, precios máximos, impuestos y otros elementos que pesan sobre la exportación de los derivados de la leche (leche en polvo, quesos) y/o sobre las ventas a mercado interno.
Por último, el tercer mecanismo de intervención, que trata de corregir el anterior, consiste en devolver al productor de leche a título de compensación un determinado monto por litro producido.
El precio promedio de mercado que recibió el productor por litro de leche fue de 71 centavos en el 2007. Los dos programas de subsidios al tambo mejoran este promedio anual en 3 centavos por litro, un 4,2%, y llevan el precio final a 74 centavos.
¿Qué rentabilidad tiene en la actualidad un tambo que percibe estas compensaciones? Tomando como ejemplo un establecimiento de 380 hectáreas y una producción mensual promedio de 5.037 litros por hectárea por año, se obtiene una tasa de rentabilidad sobre capital invertido del 5,1% anual.
¿Qué impacto sobre la rentabilidad habría generado el extender la compensación (ambos programas) a siete meses de producción del 2007? De acuerdo con la estimación, la rentabilidad habría llegado al 6,1% anual.
Una tercera simulación, difícil de realizar pero muy interesante, es estimar la rentabilidad bajo un escenario en que el gobierno no interviniera en los mercados de lácteos pero tampoco en los de granos ni en los de la hacienda. Nótese que este escenario implicaría suba de costos, al encarecerse los granos y por ende el alimento animal; aumento de precios de venta, al liberarse el precio de la leche fluida y de sus derivados, y mayor inversión, al acrecentarse el valor de la tierra y de la hacienda.
En dólares, un tambero argentino recibe hoy 26 centavos por litro, mientras que uno de Chile, Brasil o Uruguay puede llegar a percibir hasta 40 centavos por litro, es decir, una diferencia de 14 centavos de dólar. Históricamente, la diferencia normal que se observaba en estos casos se situaba entre 5 y 6 centavos, por lo que la "diferencia actual con respecto a la diferencia histórica" puede atribuirse al mecanismo de intervención en el mercado.
(J. M. Garzón y N. Ochoa; Fundación Mediterránea, mayo del 2008)