La empresa José Sgrilletti SA nació de un italiano que se había educado en una escuela de oficios en su país de origen. A ella se sumó el trabajo de Alejandro Lapusata, quien se formó en una de las mejores escuelas técnicas de la Argentina, la Otto Krause.
La historia de las escuelas técnicas en el país se remonta a un decreto de Rivadavia en el cual llamaba a reformar el sistema de enseñanza para insertar la nación en la revolución industrial. Años después Sarmiento creó un Departamento de Minería en los colegios nacionales de San Juan y Catamarca y salesianos y socialistas/anarquistas difundieron las escuelas de artes y oficios que en el Valle aparecieron ya a principios de siglo.
En 1897 se creó el Departamento Industrial anexo a la Escuela de Comercio de la Nación y en 1898 se aprobó el plan de estudios elevado por el ingeniero Otto Krause para la creación de los cursos de mecánica, química y maestro mayor de obras dentro del Departamento Industrial. Dos años más tarde este departamento se convirtió en la Escuela Industrial de la Nación, bajo la dirección de Otto Krause, y las escuelas técnicas se multiplicaron en el país, otorgando otros títulos y formando en otras especialidades. A partir de 1944 Perón las convirtió en escuelas fábrica y en 1953 las potenció en la Universidad Obrera. El siguiente cambio se impuso en 1959, cuando las escuelas técnicas comenzaron a regirse por el Consejo Nacional de Educación Técnica.
Las escuelas técnicas tuvieron su apogeo, pero éste declinó paralelamente al deterioro de la educación y de la destrucción del aparato productivo nacional durante la dictadura militar, situación que se profundizó con las sucesivas crisis económicas y los bajos presupuestos destinados al sector que sostuvieron diversos gobiernos democráticos y de facto. La lamentable crisis de las escuelas técnicas se agudizó con los cambios impuestos por la Ley Federal de Educación y cuando pasaron a la órbita de las provincias. En este marco hay que comenzar a indagar la causas y consecuencias de su deterioro en la Norpatagonia, crisis visible en los últimos meses.
La empresa Sgrilletti SA, que conoció en sus fundadores otra realidad, enfrenta algunas dificultades que son consecuencia de esa crisis. A la firma, la tornería más grande de Roca y que ha sido escuela complementando la formación de muchos técnicos con la práctica de una industria clave para el Valle, le resulta difícil conseguir personal especializado. "Parece mentira pero es así, a los cambios que han sufrido las escuelas técnicas se nos suma otro dato: los que hay se los lleva el petróleo. Un problema de Río Negro es que el personal calificado se va a Neuquén, porque Neuquén maneja otros números, otros sueldos con el petróleo. Materiales tenemos, falta mano de obra".
En 45 años, con el empuje de un matricero y un tornero profesionales, la empresa creció, dio trabajo a gran cantidad de gente y se transformó. Hoy se denomina empresa de "soluciones en tecnología para la industria y la fruticultura" y, además de trabajar para mineras, areneras, bodegas y jugueras, potencia su área de investigación y desarrollo. Todo un ejemplo. (S. Y.)