Sin dudas, la salida de Martín Lousteau del Ministerio de Economía marca un retroceso en el itinerario de los reclamos que viene realizando la fruticultura en materia de retenciones a las exportaciones. Carlos Fernández, el nuevo titular de la cartera, es un hombre ligado en forma directa a Néstor Kirchner y, en consecuencia, alineado con el esquema intervencionista que hoy lidera en el mercado el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Los líderes del Plan Frutícola Integral (PFI) deberán someterse nuevamente al tradicional protocolo de Economía para presentar las ideas del sector al nuevo ministro. Allí, con todos los "papers" en la mano, volverán a explicar las causas y los efectos que acarrea sostener una retención del 10% sobre las exportaciones de pepita, carozo y uva de mesa en las economías regionales. Siguiendo la línea protocolar, Fernández pedirá tiempo para estudiar el pedido y dar una respuesta al reclamo, tal como lo hicieron oportunamente la ex ministra Miceli y los ex ministros Peirano y Lousteau.
Mientras tanto, la temporada pasa y otros 30 millones de dólares se derivarán -ya como un trámite administrativo más- desde el sector productivo a la administración central.
En el caso de Fernández, parecería que la respuesta a los reclamos de la fruticultura está cantada: "las retenciones no se tocan", y menos aún con los buenos resultados que se esperan para esta temporada.
El gobierno nacional pretende sacarse de encima el conflicto del campo antes de comenzar a discutir cualquier baja de retenciones. Todos los cañones del Ejecutivo están apuntando al día después del 2 de mayo, cuando se espera una masiva manifestación de productores agropecuarios en la provincia de Santa Fe. El enfrentamiento con el núcleo cerealero de la Argentina pareciera no tener retorno.
La ofensiva del ex presidente Kirchner, esta semana, con una oratoria agraviante para el sector, y la llegada de Carlos Fernández al gabinete muestran que el matrimonio K está dispuesto a dar batalla por lo que consideran una "presión de la oligarquía para mantener la concentración de la riqueza en pocas manos". La pregunta es: ¿hasta dónde quiere llegar el gobierno con esta patriada?
En este complicado escenario hoy la fruticultura no figura en la agenda de ninguna dependencia del Ejecutivo nacional.
(Redacción Central)