La fruticultura regional no se encuentra la margen de la actual política extractiva del gobierno. La diferencia, importante de por sí, es que no cuenta todavía con retenciones móviles como muchos de los productos agropecuarios del país. Hoy las retenciones a las exportaciones de peras, manzanas y uvas son del 10% sobre los valores declarados ante la Aduana.
Pero pese a ello, el eslabón más delicado de esta cadena agroindustrial, es decir: el productor, hoy esta recibiendo menos de lo que recibe el Estado nacional sólo por retenciones. El cuadro adjunto grafica claramente la situación. Mientras que por retenciones el fisco nacional recibió el año pasado 0,056 dólares por kilo exportado de pera, un productor que cosechó esta especie percibió 0,040 dólares. Es decir que el Estado nacional recibió un 40% más que el productor. Algo insólito teniendo en cuenta el trabajo y la inversión puestos en marcha para poder lograr la producción de esta especie. En manzanas esta diferencia es aún mayor. Mientras que el productor está recibiendo, luego de descontar todos sus costos de producción, alrededor de 0,02 dólares por kilo, el Estado se queda por retenciones con 0,053 dólares.
¿Es un esquema justo? El Estado es socio en más del 50% de las utilidades netas que deja la actividad para el productor... ¡y sin riesgo alguno! Y qué recibe este último del primero por esa "donación". Poco y nada.
Esto lleva a enfatizar que el punto más cuestionable de la estrategia oficial es el uso que se hace del aumento en los ingresos fiscales a través de las retenciones. (Redacción Central)