Argentina y Chile, los dos grandes productores de vino del hemisferio sur, no están por el momento preocupados por el cambio climático y acaso podrán sacar ventaja por sus condiciones climáticas favorables para la producción de vino a baja temperatura.
Así lo sintetizaron los dos únicos representantes de esos dos países en el II Congreso Internacional sobre el Cambio Climático y el Vino, el argentino Juan Lo Bello, representante de Argento Wine Company con sede en Londres, quien aclaró que "participo a título personal por un interés en este fenómeno".
Otro de los presentes fue Sebastián de Martino, representante de la homónima bodega familiar chilena.
"Hay muchas empresas en Latinoamérica muy preocupadas por otros problemas más básicos y cuestiones más prioritarias, por lo que hasta que los consumidores no demuestren un interés por la cuestión difícilmente los políticos lo pongan en la mesa de las discusiones", dijo Lo Bello.
En concreto, en Argentina "hay una mayor preocupación por el alto crecimiento que se está registrando en el negocio, la venta y la exportación, que absorbe tiempo e interés", continuó. Sin embargo, "soy optimista y consciente de que llegará un momento en la Argentina en que el consumidor se interese por el tema y a la empresa no le quedará más que encarar la cuestión".
En cuanto al cambio climático y el vino dijo que "Argentina tiene mucho por ganar. Hay mucho territorio hacia la montaña y se puede plantar a 800, 1.000, 1.200 metros de altura con sólo recorrer una corta distancia. Esto es una ventaja para la elaboración y transporte del vino y, sobre todo, teniendo en cuenta las extensiones que caracterizan al territorio argentino", apuntó.
Sólo Mendoza, con 150.000 hectáreas cultivadas, tiene más extensión de viñedos que todo Chile (120.000 ha), destacaron.
"El nuestro es un país muy nuevo, incluso en materia de vino, y tiene que ser todavía explorado. El mapa del vino en Chile crece mucho y todas las bodegas están invirtiendo para expandirse", añadió De Martino. En cuanto al cambio climático, al igual que en Argentina, consideró que "aún no existe ni preocupación ni conciencia".