Cuando uno comenta la cifra que está en juego en la compra de Moño Azul SA nunca se termina de imaginar la cantidad de plata que eso significa. Sean 20, 25 ó 30 millones de dólares, es mucha plata. Sin embargo, cuando se observa la evolución que están teniendo algunas operaciones comerciales en distintos puntos del planeta la cifra mencionada pasa casi inadvertida frente al resto.
Sin ir más lejos, los alrededor de 25 millones de dólares hoy son cerca de 16 millones de euros. Con este dinero se pueden comprar en Europa diez buenos departamentos de unos 150 m2 distribuidos en por dar un ejemplo cualquiera París sobre Avenue Foch al 100, en Madrid o en el Soho londinense.
Tomemos como referencia los activos de Moño Azul SA con sus algo más de 1.200 hectáreas productivas de frutas, dos galpones de empaque de alta tecnología ubicados en forma estratégica en la región, algo más de 1,4 millones de cajas en capacidad de frío, una marca que es líder en el mercado interno y muy bien posicionada en las góndolas brasileñas, la logística comercial sobre distintos mercados en los que ya esta afianzada la fruta Moño Azul, una participación estratégica en el puerto de San Antonio y el ahora puesto en marcha espigón de Bahía Blanca, una facturación cercana a los 40 millones de dólares anuales, mercados tonificados para la fruticultura internacional para los próximos años y todo el know-how del comercio frutícola que lleva años poder conocer para cualquier operador. ¿Todo esto vale 10 departamentos ubicados en las ciudades europeas? Sólo con el valor de las 1.200 hectáreas y las más de 1,4 millones de cajas de capacidad de frío se superan los 25 millones de dólares que hoy se oferta por Moño Azul (ver recuadro "Modelo..." en página 4).
¿Por qué vende entonces? "Pirincho, está cansado de lidiar con la familia. Se quiere retirar del negocio y no hay alguien que unifique a los accionistas como él lo hace", confió una fuente de Moño Azul. Una respuesta poco convincente a la hora de hablar de números y sentimientos.