El ingeniero agronómico Isaac Darquier llegó a Allen en 1934 como administrador del establecimiento Los Viñedos-Barón de Río Negro, de Patricio Piñeiro Sorondo. Lo esperaba una experiencia singular en estas tierras sureñas.
Llegó a la región con su esposa y con dos hijos, Perla e Isaac María ("Pancho"), quien vive en Cipolletti y cuenta la historia de su familia.
La familia Darquier echó raíces en Argentina en el siglo XVIII; los primeros inmigrantes que llegaron aquí lo hicieron desde Burdeos (Francia) en 1778. Arribaron a Santa María de Buenos Ayres y, en el Riachuelo, instalaron un lavadero de lanas, curtiembre de cueros y elaboraban el charqui.
Una Darquier que había llegado con este grupo familiar, que vino en tiempos del Virreinato, se casó con Juan de Almagro, oidor de la Primera Junta de gobierno.
Pancho muestra un retrato de Almagro pintado sobre tela que conserva la familia desde hace más de doscientos años. "Hay una copia de este cuadro en Luján. La familia Darquier era una familia numerosa. Todos los Darquier de la Argentina somos parientes. Un poco después, otro miembro de la familia, Juan Darquier, se negó a jurar fidelidad a Rosas y éste le prohibió ejercer su profesión. Era médico, uno de los pocos que tenía entonces Buenos Aires. De hecho Juan participó activamente en la gran epidemia de fiebre amarilla que asoló el Río de la Plata, una epidemia que se declaró después de la guerra de la Triple Alianza (1865-1870). Tiempo después, las autoridades le hicieron un homenaje inmortalizando su nombre en una calle del barrio de Barracas, una calle que aún está".
El abuelo de "Pancho" era hijo de este médico que no quiso someterse al régimen rosista. También se llamaba Juan Darquier y fue un reconocido ingeniero civil, profesor durante 20 años en la Universidad de Buenos Aires y autoridad máxima, durante una larga temporada, de la Dirección Nacional de Navegación y Puertos. "Mi abuelo Juan se casó con una catalana de apellido Costa Castañeda y tuvo siete hijos: Ives, Harold, Juan, Joaquín, Isaac mi padre, Rebeca y Raquel, casi todos nombres bíblicos".
Isaac Darquier nació el 6 de marzo de 1901 en Temperley, lugar donde vivió siempre esta familia. A los 21 años se recibió
de ingeniero agrónomo en la UBA y poco después de recibirse fue contratado como profesor de la Escuela Agraria Santa Catalina de Llavallol. "En 1931 cuenta su hijo papá viajó a Cuba para estudiar todo lo relacionado al cultivo e industrialización de la caña de azúcar. Lo envió el gobierno. Allí estuvo varios meses. De ese tiempo contaba siempre una anécdota: un día lo invitó a una reunión el general Gerardo Machado, el presidente de Cuba que quería perpetuarse en el poder. Mi papá no tenía ni idea de que se trataba de una reunión política. En un momento el general le dio la palabra a papá; no sabía qué decir y se le ocurrió sacar de un bolsillo su libreta de enrolamiento y recitar el preámbulo de nuestra Constitución. Casi se vino abajo el teatro donde se hacía la reunión. También recitó estrofas del himno, de la versión entera, la que no se canta. Después de eso le apuraron la salida a papá de Cuba (risas). Al día siguiente de la reunión lo empezaron a seguir dos hombres por todas partes y elegantemente le preguntaron cuándo se volvía a Buenos Aires".
A su regreso al país el ingeniero Darquier fue nombrado director de la Escuela de Industrias Rurales Nicanor Ezeiza de Coronel Vidal. Allí estuvo hasta 1934, año en que se encontró con un ex compañero de facultad, Jorge Piñeiro Pearson, quien le ofreció venir a Allen para administrar el establecimiento "Los Viñedos-Barón de Río Negro", fundado por su padre, Patricio Piñeiro Sorondo.
Isaac se entusiasmó con el ofrecimiento y aceptó. Llegó a Allen el 1º de mayo de 1934. Vino con su esposa y sus dos hijos. "Mi hermana y yo éramos chicos, habíamos crecido en Temperley. Mamá, Alcira Delia Santojani, era sobrina de Francisco Santojani, un hombre que había hecho fortuna en Italia. Los Santojani eran de origen albanés pero migraron a Italia y Argentina. Francisco, al morir, dejó un testamento en el cual cedía dos manzanas en Liniers, una para plaza y otra para hospital y 3 millones de pesos para construirlo. Lo donó a la municipalidad con la condición de que se levantara en un tiempo estipulado. Si el plazo no se cumplía, el dinero quedaba para sus sobrinos. Ese hospital se hizo en tiempo record. Mi abuelo Santojani había migrado desde Italia y mi madre ya nació aquí. En
Buenos Aires mamá conoció a papá, se casaron y unos 10 años después vinieron al Valle. Imagino que mamá debió haber sufrido el cambio; era una mujer de ciudad y estar en la chacra no era fácil entonces. En cambio, papá estuvo muy a gusto. La casa en la que vivimos había sido levantada en 1910. Era una casona imponente, estaba alejada del pueblo, hasta venía una maestra particular a darnos clases a mi hermana y a mí. Prácticamente hicimos la primaria en casa, después yo fui pupilo al Colegio del Salvador y mi hermana a un colegio de monjas".
Cuando Isaac Darquier llegó a Allen se instaló con su familia a pasos de la bodega, que fue la primera y más famosa de la zona, y convivieron allí aproximadamente un año con don Patricio Piñeiro Sorondo. Hasta esa fecha relata "Pancho" la bodega había sido administrada por él, pero su salud ya estaba deteriorada y un año después de la llegada del ingeniero Darquier, Piñeiro Sorondo murió. "Era un hombre afable, macanudo, generoso. Me acuerdo perfectamente de él porque vivimos juntos una temporada. Luego de su muerte, un grupo de vecinos al que se sumó mi padre formaron el Ateneo Tradicionalista de Allen. En la inauguración del Salón Teatro Municipal se realizó un festival folclórico y con lo recaudado se construyó el actual mástil de la plazoleta Piñeiro Sorondo".
De aquella noche también se recuerda otro acontecimiento. En la cena de inauguración del Salón Municipal (ver fecha) se sirvió vino espumante con la marca "9 de Julio", elaborado especialmente para esta opor
tunidad. Esos fueron los primeros pasos que dieron lugar al nacimiento del champagne Baronet, que fue uno de los de mayor difusión en el mercado interno, demandado internacionalmente y muy premiado.
El ingeniero Darquier estuvo casi 20 años a cargo de la administración de la bodega y paralelamente hizo algunas experiencias agrícolas que harían historia.
"En 1934 relata su hijo adquirió una chacra en Guerrico. La desmontó, comenzó con una plantación de álamos de vivero y luego construyó una destilería con una batería de 4 alambiques cada uno destinada a la elaboración de aceite esencial de lavanda.
"Hizo 5 hectáreas de lavanda de la variedad Vera, la variedad industrial (la otra variedad es la de jardín, la Nana o enana). Durante años obtuvo aceite esencial de lavanda. El vapor necesario para la destilería se generaba mediante una vieja caldera de una trilladora marca Case alimentada a leña de matacebo.
"De la lavanda se usaba la flor y el tallo y se cosechaba la segunda quincena de noviembre. Imaginate 5 hectáreas de lavanda, el aroma, el color... ¡Era una acuarela!
"Me acuerdo que en casa usábamos el papel secante con dos gotas de aceite esencial de lavanda para ahuyentar las polillas. Poníamos el papel adentro del placard y tenía efecto por un año... Papá también plantó menta mitcham, salvia sclarea y belladona. La producción la vendía entera y muy bien a un laboratorio de Buenos Aires, el laboratorio Coinco. Allí mandaba los tam
bores con el aceite. Papá y Guido Cariatore eran los únicos productores de estas aromáticas en el Valle (ver Historia de acá). Mi padre siempre decía que esta zona tenía un gran porvenir para plantas medicinales y aromáticas, buen clima y excelente tierra".
En 1949 el ingeniero Darquier hizo un convenio con la cervecería Quilmes para comenzar con una plantación de lúpulo, la construcción de un secadero y la instalación de una prensa. Primero se hizo una experiencia en una hectárea y, como anduvo bien, se sumaron 4 hectáreas más. Luego se compró una cosechadora porque el lúpulo requería mucha mano de obra (unos 120 cosechadores) y, además, mano de obra especializada que escaseaba en esta zona. La cosecha debía levantarse en 20 días y se tomó la decisión de comprar una cosechadora. Fue la primera experiencia con lúpulo del Valle con esta tecnología".
En esa chacra donde se hicieron estas experiencias, también plantaron 7 hectáreas de viña de variedades finas, frutas de carozo y de pepita... La experiencia con Quilmes duró un tiempo, pero luego se descontinuó porque las variedades que habían plantado no rendían bien y habían sido superadas por nuevas variedades.
La destilería de lavanda de los Darquier funcionó durante muchos años. La mantuvo hasta que sus responsabilidades se lo permitieron, puesto que durante su último tiempo el ingeniero se comprometió fuertemente como dirigente de la Federación Agraria Argentina. "Eligió dedicarse de lleno a la actividad cooperativa. Papá era un apasionado del cooperativismo, creía fervientemente en el sistema cooperativo para el Valle. Fue Director de la Federación Agraria Argentina y luego de FACA; en ese cargo lo sorprendió la muerte el 17 de enero de 1956".
Durante los años en que se convirtió en vecino de Allen, Darquier colaboró en varias instituciones: fue fundador y primer presidente del Rotary Club de Allen, integró la Comisión de Tiro Federal, la Comisión asesora de regantes y fue un gran colaborador en la Cooperativa de Producción y Consumo Allen Ltda.
Luego de su muerte, su hijo "Pancho" se hizo cargo de la chacra y la reconvirtió. La vid la vendía a Millacó y optó por plantar pepita y carozo. "Mi madre se quedó en Allen, viviendo en una quinta. Con los años se mudó a Cipolletti y luego se fue con mi hermana a Buenos Aires. Allí murió. En 1978, vendimos la chacra de Guerrico y adquirí otra en Cinco Saltos".
"Pancho" sumó a su actividad en la chacra dos pasiones: se convirtió en piloto civil y en radioaficionado. "Fundamos el aeroclub de Allen, compramos el primer avión escuela un Piper Cub que aún funciona y hace 38 años que soy radioaficionado, una experiencia de vida muy rica y gratificante".
Como su padre, "Pancho" integró el Rotary, fue miembro de la Cooperativa de Producción y Consumo de Allen y fue designado intendente de Allen en 1970, período en el cual junto a un grupo de vecinos logró sanear el municipio que estaba en crisis.
Perla se casó con Santiago Garrrós y tuvo cuatro hijos: Santiago, Alejandro, María Elcira y Mariano. "Pancho" se casó con Lidia María Pomina en 1953 y tuvo dos hijos: Juan María y José María, quienes les dieron siete nietos.
Casi en su mayoría, los descendientes de Isaac Darquier se mantuvieron fieles a la tierra que él les señaló como próspera y generosa. Una tierra que vislumbró como sinónimo de futuro.
SUSANA YAPPERT
sy@fruticulturasur.com