Las estadísticas consignadas en el informe de CICCRA detallan que en los primeros ocho meses año el mercado interno absorbió 1,77 millones de toneladas de res con hueso (tn r/c/h) y se mantuvo como el registro más alto para el período considerado de los últimos doce años llevando el consumo a los 67 kilos por habitante por año, 10 kilos más que en 2005. Con relación a enero-agosto de 2006 el consumo interno creció 7,2%, lo que implicó destinar al mismo casi 120.000 tn r/c/h más. Dos factores contribuyeron a explicar la mayor absorción doméstica en el transcurso de 2007. Por un lado, la producción de carne creció 7%, aportando 137.835 tn r/c/h más que en similar período de 2006. Por el otro lado, el precio de la carne al público ha quedado relegado respecto de los otros valores de la economía, por lo que el precio relativo es menor y, gracias a la cuotificación de las exportaciones de cortes congelados y frescos extra-Hilton, las ventas totales al exterior se mantuvieron en un nivel levemente superior al de los primeros ocho meses del año pasado.

Hoy los valores del pollo o la carne porcina muestran crecimientos acorde a la evolución que tienen los restantes productos relacionados con su elaboración (promedio 22% anual). La carne vacuna, por su parte, se mantuvo con subas que van del 7% al 30%, este último porcentaje sobre los cortes más selectivos.

En el último mes el consumo por habitante llegó a 66,4 kilogramos anuales y se ubicó 7,9% por encima del nivel registrado en agosto de 2006 (tomando promedios móviles de los últimos doce meses). En la medida en que la liquidación de vientres se mantenga, la creciente demanda no va a presionar sobre las cotizaciones en góndola. El problema es el mediano plazo. Esta fiesta oficial de "carne barata" en algún momento se terminará. Y sin programa de recomposición de stocks, los efectos en los próximos años serán totalmente negativos para el mercado.