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Sábado 29 de Septiembre de 2007
 
 
 
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  Sigue muy firme la presión de la carpocapsa
Estadísticas dadas por el sector privado así lo revelan.
Más presencia de plaga sobre la fruta que va a Estados Unidos.
 
 

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Hace un par de semanas, la Fundación Barrera Patagónica (Funbapa) cumplió 15 años de vida.
Entre los logros más importantes obtenidos por este organismo está la declaración de la Patagonia como zona libre de mosca de los frutos. Esto permitió a la actividad frutihortícola regional ingresar en nuevos mercados y bajar los costos operativos de las empresas para los destinos que ya estaban trabajando los exportadores sobre determinada oferta frutícola.
Entre los problemas todavía pendientes de resolución está la carpocapsa.
Las crudas estadísticas muchas veces nos hacen golpear con la realidad. Y esto es lo que pasa cuando salen a la luz los informes fitosanitarios elaborados conjuntamente por el Comité de Productores y Exportadores de Frutas y Hortalizas Frescas para los Estados Unidos (Copexeu) y el Departamento de Agricultura norteamericano (USDA) sobre toda las pera y manzana argentina que va con destino a este importante mercado del norte.
Las estadísticas de este informe muestran que la presencia de larva viva de carpocapsa en los monitoreos realizados sobre las peras y manzanas argentinas que se destinan a los Estados Unidos alcanzó, en la presente temporada, 2,74% del total de las muestras tomadas para su análisis. Este indicador muestra un incremento del orden del 9% respecto de la presencia de larva viva sobre la fruta destinada a este mismo mercado consolidada en los registros de la temporada pasada.
Los números son aún más dramáticos cuando se computan los datos de los últimos siete años. El incremento de la presión de la plaga más que se cuadruplicó en este período (ver evolución en el gráfico adjunto).
La estadística, suministrada por empresas del sector privado, señala asimismo que la presencia de larvas muertas en el monitoreo de esta temporada tampoco cedió como se esperaba. En este sentido el indicador muestra un crecimiento superior al 20% respecto del año pasado.
Ahora bien, ¿qué es lo que se hizo hasta ahora para intentar controlar la plaga? A simple vista pareciera que la carpocapsa se movió en el valle sin control, producto de la falta de un programa sanitario para poder contener su avance. Nada de eso. Fueron muchos los programas que se aplicaron, millones los que se gastaron y se siguen gastando (ver recuadro con más información) y pareciera que nadie le puede poner el cascabel al gato.
“Es un tema preocupante. Se oculta en parte, por los fracasos continuos de los programas. Pero existe y la presión aumentará si no se toman medidas correctivas”, confió un empresario regional, que refirió mantenerse en el anonimato al analizar las estadísticas sanitarias.
Existe un alto grado de preocupación entre el sector productor y empresario sobre este tema. Por lo pronto, ya se tomó conciencia de que éste no es un problema de la Funbapa o de los productores, es un problema de la actividad y debe ser ella la que lo resuelva. No hay otra salida.
“Hay que tener en cuenta que Estados Unidos hoy es un mercado que no tiene restricciones sanitarias para la fruta argentina como sí las tiene Brasil y México. Por lo tanto, el aumento de la presión de la plaga en los monitoreos que se hace sobre la fruta hacia los Estados Unidos puede responder a una cuestión de seguridad propia de las empresas. Es decir: vamos con la carpocapsa adonde sabemos que no vamos a tener riesgos de rechazos masivos”, aseguró otro de los empresarios consultados.
En definitiva, lo que se quiere decir es que hay dos mercados, fitosanitariamente hablando. Los que nos ponen controles por no tener seguridad ellos de lo que estamos enviando a sus góndolas y aquellos que todavía nos tienen algo de confianza y nosotros nos abusamos –como buenos argentinos– de ésta con el pretexto de que todo vale con tal de aprovechar los buenos precios del mercado. Una salida cortoplacista con un alto riesgo para todo el sistema frutícola.
Las frías estadísticas marcan tendencias. Y las que que hablan sobre carpocapsa muestran a las claras que hay mucho por recorrer para poder sacar de la región este karma sanitario.
La política que esta “trabajando” hace años con el tema, como gesto de madurez de sus dirigentes, debería dar un paso al costado para permitir que los técnicos lideren los cambios necesarios para que, de una vez por todas, se llegue con este grave problema a buen puerto.
(Redacción Central)

Gasto injustificado

La Funbapa lleva gastados hasta la fecha en lo distintos planes y programas de control para la lucha contra la carpocapsa algo más de u$s 5,5 millones. Si a esto se le suma el aporte directo de fondos que realizaron en estos últimos diez años el gobierno nacional y provincial, la suma alcanza los u$s 11 millones.
El sentido común nos lleva a hacer el siguiente razonamiento. Si en 1996 la región del Alto Valle de Río Negro y Neuquén presentaban una presión de carpocapsa del orden del 0,35/,040% (larva viva encontrada cada 100 frutos monitoreados) y hoy estamos en cerca del 3% llevando gastados más de 11 millones de dólares en controles para contener la presión de la plaga, nos deberíamos preguntar: ¿quién hizo los programas?, ¿cómo fue utilizado este cantidad de dinero?, ¿hay algún responsable que pueda responder a todo esto?
Hoy, por 300.000 dólares que se le piden al gobierno nacional para podar o ralear, que en principio responden a la devolución de fondos tomados impunemente por Nación como retenciones a las exportaciones, hay que esperar meses, por no decir años. De la mano del sector público y privado la actividad frutícola relegó 11 millones de dólares para un programa que no sólo no contuvo el nivel de carpocapsa sino que multiplicó por 10 la presencia de la plaga mientras el mismo estuvo en práctica. Ni que lo hubiesen ejecutado los laboratorios de agroquímicos. Toda una ironía.

Los indicadores K

“Es un tema preocupante. Se oculta en parte, por los fracasos continuos de los programas. Pero existe y la presión aumentará si no se toman medidas correctivas”, confió un empresario región que prefirió mantenerse en el anonimato.
Sacando de contexto estos conceptos vertidos en la nota central, tranquilamente podríamos decir que la fuente en cuestión hablaba de otro tema que es crítico a nivel país: la inflación.
Y la sensación que existe en determinados sectores de la actividad frutícola es que, al igual que el gobierno intenta manejar el Indice de Precios al Consumidor (IPC), algunos funcionarios responsables del “Programa para el control de la carpocapsa” piensan que se puede trabajar de la misma manera.
Desde algunos sectores de la producción y exportación ya comienzan a hablar de “Karpocapsa” como un problema que se debe tratar puertas adentro de la actividad y salir oficialmente a hacer partes de prensa que digan algo pero, en definitiva, terminen por no aportar nada.
A más de un funcionario se le ocurrió decir que se debía cortar la información “porque ella es clave y puede ser usada en contra nuestra por la competencia”. Nada más errado de pensar.
Ponerse en línea con Alberto Fernández (“en el país no hay inflación ni control de precios”) es cerrarse a la posibilidad de cambio, de saltos en calidad. No todo el sector público y privado piensa como el gobierno central. Existe, por suerte, una parte importante de funcionarios y empresarios que quieren que el “Programa para el control de la carpocapsa” logre sus objetivos. Y son ellos los que debería liderar este cambio.
Lamentablemente los ejemplos que recibimos a diario del gobierno nacional no ayudan a consolidar la idea de transparencia. Las continuas modificaciones que funcionarios han realizado sobre los indicadores macroeconómicos del INDEC –con el aval del Ejecutivo– tientan a muchos hombres de la región a seguir este ejemplo en el tema sanitario.
Ya nadie duda de que el problema de la carpocapsa nos compete a todos. Las dudas están en que se encara un nuevo programa con los mismos actores que llevaron al fracaso los anteriores. Y nadie quiere dar un paso al costado.

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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