La Argentina, en el análisis de muchos indicadores, va a contramano del mundo. Y el sistema ganadero no queda fuera de este esquema.
Las estadísticas oficiales muestran, en este sentido, que el problema argentino con la carne es el altísimo consumo que existe sobre un bien considerado de lujo en todo el mundo. Los países serios entendieron este problema y diversificaron su dieta. La demagogia en la Argentina pudo más: ahora todos es un decir, ya que sólo accede la clase media comemos lomo a algo más de u$s 3 por kilo mientras que en los países desarrollados esa pieza artesanal esta hoy por encima de los u$s 70 el kilo.
Las distorsiones que está generando el gobierno son fantásticas: se subsidia a la clase media-alta argentina para que consuma carne, destruyendo como contraparte todo el sistema ganadero.