Un dólar pasando la barrera psicológica de los 3,20 pesos y un euro en los mercados internacionales tocando los 1,40 dólares es el escenario soñado por la mayor parte de los exportadores regionales.
Y no es para menos, estas dos variables permiten fortalecer la competitividad del sistema frutícola en un contexto de mayor demanda de alimentos en el mundo.
En el plano interno, un peso tan débil como el que se mostró esta semana permite ganar en competitividad sobre las exportaciones ya que las ventas liquidadas en dólares generan más pesos de lo previsto. En el plano externo, una paridad euro/dólar como la actual permite conseguir más dólares por la fruta vendida en Europa (a los mismos niveles en euros) y éstos, a su vez, se traducen en más pesos para el sistema frutícola.
Sin embargo, este escenario que se presenta hoy en el mercado financiero no es sostenible en el tiempo.
El dólar difícilmente pueda mantenerse en un piso de 3,20 pesos en el mediano plazo y de existir un ajuste internacional, como están adelantando las Bolsas de todo el mundo, es probable que el peso busque su nuevo techo por debajo de los 3 pesos más que por arriba de los 3,20 conseguidos en esta semana.
El otro eje es la evolución del euro. ¿Cuanto más podrá la UE convivir con una moneda tan poco competitiva para su economía? No son pocos los analistas que aseguran que la guerra de la "paridad" que hoy está librando EE. UU. con el resto de los mercados llegue en poco tiempo más a su fin. Esto determinará un ajuste en las monedas de todo el mundo (inclusive el yuan) con una paridad euro/dólar más favorable para la UE.
Es razonable pensar entonces que este "veranito" cambiario que está pasando la fruticultura regional pueda llegar a su fin en algún momento. Mientras tanto, los costos internos continúan su desenfrenada carrera alcista. Un tema que preocupa a más de un exportador.
La fruticultura cuenta con un euro fuerte y un peso devaluado.