RIO COLORADO (ARC).- El consumo de carne de pollo sigue creciendo en esta localidad y se ubica por encima de la media nacional, de acuerdo a los datos de ingreso de productos cárnicos a Río Colorado.
Según estos datos, un riocoloradense promedio consume 37,03 kilos de pollo por año cuando a nivel nacional la media es de 28,2. Como contrapartida, el consumo de pescado apenas alcanza el medio kilo de promedio anual por persona, muy lejos de los seis kilos por cápita anual de promedio que registra el país.
Por su parte los indicadores de la carne bovina se mantienen en una misma línea con los índices nacionales, en 62,5 kg/hab/año.
Los fiambres también aparecen en la estadística con una preferencia interesante, con un ingreso mensual de unos 17.000 kilos que arroja un promedio de 14,8 kg/hab/año.
En referencia al incremento en el consumo de pollo, vale mencionar además que la faena avícola marcó un nuevo record en la Argentina, debido a que las exportaciones tam
bién aumentaron sensiblemente.
Los registros del puesto bromatológico de la municipalidad de Río Colorado dan cuenta de que ingresan mensualmente unos 48.000 kilos de pollo, 66.000 kilos de carne bovina y apenas 454 kilos de pescado.
Cabe aclarar que un porcentaje inferior al 20% del total de pollo ingresado a la localidad no es consumido por los riocoloradenses, sino que la distribuidora lo comercializa en otras ciudades cercanas. Es por tal motivo que este porcentaje fue tomado en cuenta y restado del total a la hora de calcular el consumo promedio.
En cuanto a las razones de esta decisión de los consumidores locales sobresale el factor económico, debido a que el valor del pollo cayó alrededor de un 7% en el último año.
También contribuyó a este efecto el aumento minorista de la carne vacuna que, si bien sigue siendo la favorita para el paladar argentino, ha perdido terreno con referencia al pollo.
Para confirmar este fenómeno basta con revisar la evolución del consumo de carne vacuna en la Argentina. En la década del '50, el consumo rondaba los 90 kilos anuales por habitante, con picos de más de 100 kg/hab/año.
Paulatinamente el consumo comenzó a declinar en forma bastante marcada con el correr del tiempo, hasta arribar a los valores actuales que oscilan los 65-67 kg/hab/año.
Si bien las razones económicas han influido en estos cambios, no hay que desestimar el comportamiento de una parte de los consumidores que pueden estar incurriendo en un desplazamiento parcial de sus preferencias hacia alimentos no cárnicos.
Lo que resulta claro es el corrimiento hacia la carne de aves, principalmente en los estratos de ingresos medios y medios-bajos que apelan a la sustitución de las carnes rojas por la carne aviar.
En este escenario, la industria avícola se afirma con una producción en ascenso que se sostiene con el consumo interno y con las exportaciones a Chile, Sudáfrica, China y Alemania entre los principales destinos.
Finalmente en referencia al consumo de pescado, al elevado precio de este producto en la localidad ($ 15 por kilo, el más económico) se suma la no existencia de un centro comercializador fijo, ya que para adquirir un kilo de merluza hay que esperar que venga el pescador, quien un día a la semana recorre la ciudad ofreciendo dos o tres opciones de compra para quien tenga deseos o necesidad de consumir carne de pescado fresca.
