La producción de soja rompió otro record, con 47,5 millones de toneladas en la cosecha 2006-2007, un 17,5% más que en la anterior. Esto le permitirá al gobierno recaudar unos 2.600 millones de dólares en concepto de retenciones a las exportaciones del principal cultivo argentino, cuya frontera continúa en expansión.
Los datos fueron divulgados en el último informe de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, en el que dio por cerrado el ciclo de cosecha de soja. La producción, sin precedentes, fue impulsada por el aumento de la superficie sembrada de soja y los buenos rendimientos por hectárea.
En 2006-2007 se levantó un promedio de 2.980 kilos de soja por hectárea, frente a los 2.680 de la campaña anterior, mientras que la superficie sembrada se expandió en 600.000 hectáreas, según datos de la Secretaría de Agricultura.
Las exportaciones del com
plejo sojero (granos y derivados) reportarán casi 13.000 millones de dólares, un 42,3% más que el año anterior, según previsiones basadas en el ascendente precio internacional del grano, que de verificarse impondría un nuevo record en el ingreso de divisas.
Principal producto de exportación de la Argentina, durante el año pasado la soja en forma de harina, aceite y porotos representó ventas al exterior por 8.860 millones de dólares, según datos oficiales.
En tanto, el gobierno recaudará en concepto de retenciones a las exportaciones de soja unos 2.600 millones de dólares.
Cada tonelada de soja exportada paga tasas del 27,5%, tras el aumento del 4% aplicado a ese impuesto a partir de enero pasado, lo que provocó fuertes quejas de productores agropecuarios, que acusan al gobierno de "intervencionista". Este gravamen se volvió indispensable para el Estado argentino, tentado de seguir aumentando la tasa para que las cuentas cierren a fin de mes. Al anunciar en enero ese aumento impositivo la ministra de Economía, Felisa Miceli, había dicho que utilizaría el dinero extra que ingresaría al Fisco para subsidiar los precios de alimentos básicos como el pan, los fideos y el pollo en el mercado doméstico. El intervencionismo gubernamental que critican los productores es el método instrumentado por Economía para evitar que los notorios aumentos de precios internacionales de materias primas agrícolas como la soja se trasladen a las góndolas domésticas, presionando un alza inflacionaria.
