Juan Martín Rosauer tiene una joven historia ligada a la tierra y al comercio frutícola. Proviene de una tradicional familia de Cipolletti que desde sus primeros tiempos estuvo involucrada en esta compleja actividad. Hoy es un ejecutivo de la firma familiar, Los Alamos de Rosauer, y recientemente fue nombrado presidente de la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI).
Pertenece a “línea joven” de ejecutivos. “Los empresarios empezamos a hacernos cargo de la Cámara en lo que yo llamó la era post-Miquel. Es un desafío sobre el que venimos trabajando desde hace ya unos años”, aseguró Rosauer al dar inicio a la conversación.
–¿Qué lo diferencia de su antecesor?
–No hay diferencias. Yo le voy a dar continuidad a la gestión de Jorge Cervi y a un proyecto que se inició en 2003 cuando Roberto Garrido tomo la presidencia de la Cámara.
–¿Cuáles son los objetivos que se plantea la CAFI en esta nueva etapa?
–Son dos. Uno hacia adentro y que es consolidar este trabajo que estamos haciendo. Queremos una Cámara más amplia y democrática. Hacia afuera, queremos buscar un dialogo más maduro y sincero con todos los actores de la actividad y fundamentalmente con la sociedad en su conjunto.
–¿Cuáles son las limitantes que ve en este proceso de cambio que ustedes pretenden?
–No vemos grandes limitantes para poder trabajar. Hoy estamos viviendo un momento histórico con la puesta en marcha del Plan Integral. En él están todos los actores involucrados. Y por acá pasa el nuevo desafío: mantener esta cohesión para poder tener una estrategia con la actividad.
–¿Tienen objetivos de corto plazo?
–El Plan Integral está en línea con lo que pide el gobierno nacional. Preferimos no hablar de beneficios en el corto plazo. Estamos trabajando para el largo plazo, para hacer una fruticultura sustentable y que pueda soportar con mayor firmeza los cambios externos que en la mayoría de los casos terminan por afectar a todos los sectores del sistema.
–¿Hay expectativa de sumar a Federcitrus?
–Siempre hemos pensado en unir todas las frutas del país en un solo reclamo. Tuvimos una reunión con ellos y firmamos una carta de intención para la formación de una institución a nivel nacional que una a las dos entidades. Esta entidad va a estar por encima de las Cámaras en los temas que competen a ambos sectores. Va a tener un rol político de importancia.
–¿Por qué la actividad no tiene diputados o senadores que interpreten la realidad de la fruticultura en el ámbito político?
–Creo que ésta es una falencia más de lo que es la falta de unión en la actividad. Es necesario empezar a trabajar también para ello.
–¿Cómo ve la temporada?
–Europa anduvo bien en volumen y precio. Estados Unidos bien pero con menores utilidades que el año pasado y Rusia, pese al susto de principio de temporada, está cerrando positivamente. Brasil y el mercado interno siguen muy firmes. Lo que nos preocupa son los costos que siguen subiendo sin encontrar su techo.
–¿Qué opina del problema de la carpocapsa?
–Es realmente preocupante, pero no es un problema de ahora. Tenemos que ser conscientes de que, de seguir en esta línea, vamos a estar en problemas porque los mercados se pondrán cada vez más exigentes. (J.L.)
El Valle, poco competitivo
Pese a las buenas temporadas de los últimos años, de la mano de una política oficial sosteniendo un dólar artificialmente sobrevaluado y los mercados externos altamente demandados, la competitividad del sistema frutícola (manzanas) argentino sigue cayendo en picada. Así lo referencia en su último informe la revista especializada “World Apple Review” que analiza la actividad frutícola en relación a la manzana en los distintos puntos del mundo durante el 2006 y su competitividad.
Argentina figura en este ranking mundial en el puesto 17, por debajo de Brasil, Sudáfrica, Australia, Nueva Zelanda y Chile. Es decir que la región del Valle está, competitivamente hablando, por debajo de todos sus competidores del hemisferio sur. Hay que aclarar que los últimos países señalados tienen un tipo de cambio fuerte respecto del dólar lo que hace que la Argentina –con un peso devaluado– pueda llegar a ganar competitividad en este punto. Sin embargo, las estadísticas muestran que sólo “tocando el tipo de cambio” el sistema no mejora estructuralmente. Durante gran parte de la década del ’90 la competitividad del sistema frutícola (manzana) se ubicaba entre los “Top Ten” del mundo.
En su parte productiva, el Valle figura –para el análisis del 2006– Nº 23 del ranking. En infraestructura está ubicado en el cuarto lugar mientras que en el rubro “mercados y financiamiento” está en el puesto 22.
Chile lidera este ranking internacional de competitividad seguido por Nueva Zelanda y con Francia ocupando el tercer lugar (ver infograma adjunto).