Las medidas adoptadas por el gobierno no terminan de cumplir con los objetivos planteados. La administración Kirchner, de la mano primero del ex secretario Miguel Campos y ahora del actual titular de Agricultura, Javier de Urquiza, han intervenido el mercado de carnes buscando de esta manera controlar los precios finales del producto en la góndola.
Las distorsiones observadas en el mercado terminaron por afectar al ganadero no así a la industria que ve que su producto cada día cotiza menos. Es que la caída del precio de la hacienda en pie no se refleja en forma lineal sobre el valor que termina pagando el consumidor por el producto en el mercado local. Es decir, las medidas tomadas por el gobierno nacional no sólo no cumplieron con las expectativas sobre la baja de precios sino que además desarticularon todo el sistema comercial ganadero. De ahí que muchos productores estén dejando la ganadería para dedicarse de lleno a la agricultura. Este escenario sin duda generará, en el mediano plazo, una menor oferta de carne, teniendo en cuenta la tendencia que presenta la liquidación de vientres. Frente a esto, los precios no sólo no bajarán sino que marcarán una tendencia creciente en la medida en que la oferta comience a decaer. La importación de carne cara, toda una paradoja, será la única manera de sostener las cotizaciones internas.