La comercialización de la producción en los primeros años de la colonia Regina se realizaba a través del Ferrocarril del Sud.
Esta empresa estaba particularmente interesada en el desarrollo efectivo del circuito de comercialización por un lado, por el monopolio que ejercía sobre el transporte, y por otro lado para lograr la monopolización de la comercialización.
Es así que se creó la Argentine Fruit Distributors (AFD) en 1928 con los mismos capitales británicos y con el carácter de subsidiaria del Ferrocarril Sud, con el objetivo de promover la exportación de frutas.
Primero se instalaron las plantas de empaque en Cinco Saltos, Cipolletti, Allen, y kilómetro 1.156, y con posterioridad en Villa Regina.
Estas plantas se construían en las mismas playas ferroviarias, circunstancia que las colocó en franca ventaja con respecto a otras empresas similares, puesto que su producción pasaba directamente a los vagones.
Hasta el momento de su construcción, en la Colonia Regina el procedimiento de empaque era precario.
La empresa impuso el uso de cajones cosecheros estándar (field boxes) en los cuales se trasladaba por camión o por carro la fruta recién cosechada desde la chacra al galpón.
Allí se clasificaba en forma mecánica por tamaño y a mano por calidad, teniendo en cuenta la presentación. Luego cada fruto se envolvía con papel especial y se embalaba con cajones tipificados de madera de álamo. Así se remitía a Buenos Aires, según detalla un informe de César Vapnarsky.
Esta empresa acometería también otro objetivo: el de asesoramiento técnico para los chacareros en todo el Valle. Así la estación Agronómica del Ferrocarril Sud pasó en 1930 a depender de la AFD, proveyendo a los productores de los insecticidas, fertilizantes y del asesoramiento necesario, siempre acorde a los intereses del capital británico.
La AFD llegó durante los años de preguerra a comercializar entre el 70 y el 80% de la producción frutícola del Alto Valle y a empacar un porcentaje aún mayor porque también prestaba servicios a terceros.
El sistema de comercialización que estableció, y que con pocos cambios persiste hasta hoy, fue el de consignación del producto y liquidación posterior para su venta, sin que el chacarero pudiera saber por anticipado el precio que finalmente se le pagaría, finaliza el informe de Vapnarsky.
Fuente: "Me lo contó mi abuelo", de la historiadora Silvia Zanini.