El 1925 fue un año interesante en la región patagónica. Varios proyectos se concretaron y otros tomaron forma.
Una de las noticias más importantes para la región del Alto Valle fue la firma de un decreto del presidente Roberto Ortiz, según el cual se ordenaba la construcción de los tan esperados desagües.
En el ámbito de nuestra incipiente fruticultura, la prensa anunciaba avances en el cooperativismo regional. Una nueva cooperativa de agricultores se conformaba en Colonia Cervantes con el propósito inicial de establecer una balanza para evitar “equivocaciones” del Ferrocarril del Sud. Asunto viejo el de las trampas en el pesaje de frutas del que no estuvieron exentos ni los prolijos ingleses...
Dos anuncios más para el sector: la chacra experimental presentó a su nuevo jefe y el país tuvo nuevo ministro de Agricultura. El ingeniero Mihura reemplazó a un desgastado Tomás Le Bretón. Uno de los temas que más había desvelado a Le Bretón fue la colonización en relación a la tenencia de la tierra. Punto conflictivo si los hay en la historia argentina. Las dilaciones sobre el particular se reflejaron en su renuncia y en las distintas voces que reclamaron al gobierno y al Congreso que trataran la postergada y necesaria Ley de Colonización.
Por esta fecha y volviendo a nuestra región, un proyecto de colonización italiana, pese a todas las dificultades mencionadas, tomaba forma: la Colonia Regina ya cultivaba 1.500 hectáreas.
Otro tema del frente agrícola, durante 1925, fue la especulación sobre los cereales. La prensa denunció que el pan y la carne eran más caros en Argentina que en Londres. Este semanario culpó de la situación a las maniobras del capital extranjero.
Con respecto al frente político nacional, el dato más llamativo fue la explícita fragilidad institucional que hizo temer un golpe. En septiembre de 1924, militares arrebataron el poder al presidente Allessandri en Chile, con lo cual esta posibilidad tenía mayor densidad. Denunciaba “Río Negro” por estos días la esterilidad parlamentaria y apuntaba especialmente a un actor de dicha situación: la clase terrateniente. El principal responsable de este estado de cosas no era el Congreso sino “el irremediable fracaso gubernativo de la clase terrateniente y señorial que durante más de un siglo ha hecho lo que quiso de la organización republicana y representativa...”, afirmaba.
En esta sección de la realidad, hay algunos datos más para destacar: seguían los conflictos internos en el radicalismo, y las elecciones en Córdoba concentraban las miradas del país.
En medio de internas y elecciones, se ventiló la necesidad de reformar el Código de Minería que permitiría intensificar la producción petrolífera. En tanto, se descubría otro pozo en Plaza Huincul.
En otro orden de cosas, ese año apareció un controvertido proyecto de suprimir las aduanas debajo del paralelo 42; la imposición de las mismas había afectado profundamente la economía de la zona de los lagos (en los territorios de Río Negro y Neuquén) y agitado el tranquilo paisaje cordillerano. En 1925 la comunidad barilochense se pronunció en favor de suspenderlas.
El año 1925 también se recordará por otro hecho: finalmente, quedó inaugurado el Hospital Regional de Allen. Luego de una década de incomprensibles demoras, abrió sus puertas el centro de salud más importante de la región. Un privilegio que tuvo durante décadas.
(SY)