Según estimaciones privadas, en los últimos diez años la agricultura creció en la Argentina en 5,5 millones de hectáreas, con la incorporación de 1,1 millones de nuevas tierras para la explotación. Los 4,4 millones de hectáreas restantes obtenidas por la agricultura fueron por desplazamiento de la ganadería.
La oferta de carne en nuestro país es la misma que hace 50 años y ahí radica uno de los factores que determinaron el cuello de botella que enfrenta el sector, que vio cómo crecía la demanda sin que la oferta acompañara.
Para Pady Martínez Crinigan, operador del Mercado de Liniers, la agricultura tuvo mucho que ver: "No nos olvidemos del boom de la soja. Levantar alambrados es muy fácil para sembrar, pero ponerlos para hacer corrales es mucho más difícil ", sentenció.
"Cuando uno tiene hacienda hay que contar con mejoras para darle agua (el animal toma 50 litros por día en el verano) y se necesita una estructura bastante importante. Si se le da de comer en pileta, hay que repartir y mezclarla y hay que tener silos para guardar", dijo por su parte Oscar Alloati, ex secretario de Agricultura y Ganadería de Santa Fe, para explicar las diferencias que tiene el negocio con la agricultura.
La ganadería no crece porque fue relegada por una política general de Estado; políticas parciales hubo siempre, en algunos casos con buenos resultados, pero ha faltado una política marco que se mantuviera en el tiempo y trascendiera los gobiernos.
Hoy la Argentina cuenta con 22 millones de vacas (22 millones de vientres que son la fábrica) que están en los peores potreros y se traducen en una producción de 12 millones de terneros que van derecho a faena. No son pocos los que advierten que si en los próximos 5 ó 7 años esto no se modifica, el país tendrá serios problemas de faltante, hasta llegar a importar carne para resolver el tema del abastecimiento interno. Para el gobierno, este escenario está todavía muy lejano. (Redacción Central)