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Sábado 06 de Enero de 2007
 
 
 
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  Dónde radica el problema de la carne

El modelo de dólar alto no favorece el desarrollo sectorial.

Este año, unos 20 millones de hectáreas se pasarán a granos.

 
 

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Desde la salida de la convertibilidad se ha sostenido que las exportaciones agropecuarias deberían ser el motor del crecimiento económico argentino y que, a fin de estimular las ventas externas, resultaba necesario incrementar la competitividad de las mismas a través de un tipo de cambio depreciado.

Un reciente informe, elaborado por la Consultora Economía & Regiones (E&R), destaca que los resultados obtenidos en el sector agropecuario, si bien son positivos, parecerían ser más modestos que lo esperado.

En efecto, durante el período 2004/2007 las exportaciones totales crecerían a un promedio anual del 14,1%, mientras que sólo la mitad de este aumento se explicaría por las mayores cantidades vendidas al exterior.

En realidad, el modelo pos-convertibilidad no sería decididamente proexportador. El principal objetivo del mantenimiento de un tipo de cambio elevado tendría más relación con la generación de ingresos (vía retenciones) para el sector público nacional que con incrementar la competitividad de las exportaciones.

El estudio en cuestión destaca, por otro lado, que el tipo de cambio alto sirve hoy por hoy más como medida de protección para la industria sustitutiva de importaciones que como estímulo a las exportaciones en ge

neral. Este poco original programa fue usado a fines de la década del '40 y principios de los '50 pero en ese momento, en vez de existir retenciones a las exportaciones, de las que se alimenta hoy el Fisco nacional, estaba presente el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI), que monopolizaba las exportaciones e importaciones del país tomando importantes utilidades que quedaban en las arcas del Estado.

Un análisis simplista de la coyuntura del mercado de la carne bovina indica que existe un trade-off entre la exportación y el consumo doméstico; es decir: cuanto mayor sea el volumen exportado, menor será la oferta en el mercado doméstico y, por ende, los precios internos tenderán a subir, acelerándose la inflación.

A partir de este razonamiento, se concluye que, si se restringe la exportación de carne, los precios domésticos caerán, ya que toda esta oferta deberá reorientarse al mercado interno.

El trabajo de E&R señala que la aparente problemática entre consumo doméstico y exportaciones puede apreciarse en las estadísticas de los últimos tres años. En el 2004 se produjeron 252.000 toneladas promedio por mes, de las cuales 53.000 fueron exportadas y 199.000, destinadas al mercado doméstico. En el 2005 la exportación aumentó en 12.000 toneladas promedio por mes con respecto al año anterior, pero la producción creció en sólo 8.000 toneladas, por lo que aparecieron los primeros problemas de abastecimiento interno y, en consecuencia, los precios subieron.

Por este motivo, y buscando aumentar la oferta y reducir los precios internos, el gobierno suspendió transitoriamente las exportaciones a comienzos de año y luego estableció cupos que se han ido flexibilizando gradualmente. Según estimaciones privadas, las medidas oficiales destinadas a controlar los precios domésticos de la carne redujeron las exportaciones de un promedio mensual de 65.000 toneladas (2005) a 44.000 (2006).

Pero no sólo el problema de la carne presenta limitaciones desde la oferta. Adicionalmente, la recuperación del salario real agudiza este fenómeno, ya que estimula el consumo interno impulsando los precios hacia la suba.

En un contexto de producción que no aumenta y una demanda doméstica creciente, el gobierno prioriza el consumo local, controlando los precios y restringiendo las exportaciones.

En realidad, el origen del desequilibrio en el mercado de la carne bovina no se encuentra del lado de la demanda, sino del de la oferta. El verdadero problema es el hecho de que la producción ganadera no aumenta y, con una demanda (interna y externa) en ascenso, los precios en el mercado doméstico seguirán una trayectoria ascendente en el mediano y el largo plazos.

Por lo tanto, para evitar subas en los precios internos de la carne, se requieren medidas que estimulen la producción del sector y no señales que desestimulen la producción, como la que está emitiendo hoy el gobierno nacional.

En este contexto, se puede afirmar que el modelo de dólar alto no es favorable al desarrollo del sector productor de carne bovina.

El tipo de cambio artificialmente depreciado, las inmejorables perspectivas para los precios internacionales de los cultivos, la intervención estatal en el mercado de la carne y la suba de costos domésticos hace que los productores agropecuarios restrinjan cada vez más las hectáreas dedicadas a la ganadería, destinándolas al cultivo de soja y maíz, cuya demanda y precios internacionales continúan incrementándose, lo que agrava aún más la actual problemática del sector.

Distintos analistas privados destacan que, para este año, unos 20 millones de hectáreas pasarán de la producción ganadera a la cerealera debido a la baja rentabilidad obtenida en el 2006. Si no existen estímulos para la actividad, la ganadería argentina ingresará en una espiral negativa dada por la menor superficie afectada por el sector, lo que determinará una menor oferta de carne y esto, la suba sobre los precios internos. En su intención de mantener las cotizaciones congeladas, el gobierno presionará aún más sobre las exportaciones y un mayor número de ganaderos se pasará a la producción de cereales, intentando buscar rentabilidad positiva en sus explotaciones.

En nuestro país hace 30 años que los stocks ganaderos se mantienen sin modificaciones, un período durante el cual el sector perdió el protagonismo internacional que ejercía desde principios del siglo pasado.

Hoy existen competidores como Australia y Brasil que en las últimas tres décadas duplicaron sus stocks de ganado, con beneficios para toda la cadena productiva y comercial. Estos son los países que lideran las exportaciones cárnicas en el mundo y constituyen ejemplos que la Argentina debería comenzar a copiar si quiere revertir la anémica situación que atraviesa la ganadería del país.

(J. L.)

 

   
   
 
 
 
Diario Río Negro.
Provincias de Río Negro y Neuquén, Patagonia, Argentina. Es una publicación de Editorial Rio Negro SA.
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