NEUQUEN (AN).- Valle Perdido, la cuarta bodega de El Chañar, acaba de dar un paso fundamental para salir al mercado en el primer semestre de 2007: el reconocido enólogo italiano Alberto Antonini hizo el viernes de la semana pasada "una sesión de mezcla" para terminar de definir los cortes del nuevo vino, orientado al mercado de alta gama.
El proyecto del matrimonio Muñoz de Toro, dueños de la bodega, se completa con un hotel y un spa que, de acuerdo con las previsiones, estará listo en la primavera del año que viene, cuando las viñas reverdezcan tras el rigor del invierno norpatagónico.
Fernando Muñoz de Toro y Virginia Alimonda son los dueños de Muñoz de Toro Patagonia SA, que a finales del año pasado adquirió la bodega Langber que, como el resto de El Chañar, se construyó con financiamiento estatal.
Antonini es considerado en el ambiente como un 'flying winmaker', ese tipo de enólogo que, como él dice, vive en un avión y que consigue una producción de calidad en muchas partes del mundo.
En Valle Perdido siguen apostando al Malbec, cepa emblemática de la vitivinicultura nacional, a pesar de que otras bodegas con
sideran el Pinot Noir como la uva característica del valle del río Neuquén.
El viernes Antonini junto a otros dos enólogos, Héctor Durigutti y Eduardo Cáceres Caballero (gerente de Producción de Valle Perdido) recorrió las plantaciones para analizar la evolución de los viñedos. Al italiano los suelos y el clima de esa zona de Neuquén le parecen ideales para la producción.
La amplitud térmica que le da la ubicación tan austral de las plantaciones "favorece la formación de sabores elegantes y complejos", le dijo a "Río Negro" en un alto de la sesión de corte, realizada en una sala de la bodega especialmente construida para la tarea. Como considera que un viñedo recién da lo mejor de sí a los 8 ó 10 años, hay esperanzas de que no sólo Valle Perdido sino todas las bodegas de El Chañar se superen con el correr del tiempo.
El 40% de los cuadros de esta bodega es Malbec y hay planta
ciones de Cabernet Sauvignon (16%), Merlot (15%), Chardonnay (14%), Pinot Noir (12%) y Sauvignon Blanc (5%).
A principios de este año, Muñoz de Toro estimó que la inversión total terminará siendo de 45.000.000 de pesos.
La finca tiene 180 hectáreas. La bodega es de última generación, dotada de un sistema gravitacional. En su interior descansan 750.000 litros de vino; unos cuantos miles están en cubas de roble francés.
La bodega está, de todos modos, en construcción, pero compartimentada para lograr aislar los trabajos de la maduración del vino y el trabajo relacionado.
Cuando se termine, tendrá una capacidad de producción de 2.300.000 litros.
Pero, ya que en el primer semestre de 2007 la marca Valle Perdido saldrá a la calle en forma de vino, el gran paso siguiente será terminar de darle a esa misma marca forma de 'wine resort': un hotel de 20 habitaciones de nivel internacional y calidad suprema, con un spa y un restaurante, además del clásico 'wine bar' que se alimentará de botellas de otras latitudes.
Pero lo más novedoso es el spa con 'vinoterapia', que contará con la descansada imagen de la cava con las barricas como postal de fondo: todo un lujo.
Los Muñoz de Toro encontraron su ciudad de los Césares, su Valle Perdido, en San Patricio del Chañar, afirman. Creen que tanto esfuerzo de trabajo e inversión dará sus frutos y que recuperarán con creces lo que pusieron.
Avances de cosecha mendocina
El durazno destinado a la producción industrial se destaca como una de las principales especies frutícolas mendocinas para la temporada 2006-2007, con un pronóstico de cosecha de 157.000 toneladas, lo que representa un aumento del 10% respecto del año anterior, consignaron autoridades del Instituto de Desarrollo Rural.
Mariel Vanin, gerente del organismo, presentó el pronóstico de cosecha frutícola 2006-2007 y destacó que “el durazno industria, con 157.000 toneladas pronosticadas, es el único que presenta un aumento estimado en aproximadamente un 10%”.
El resto de las especies registran “una leve disminución con respecto al año pasado”, entre las que mencionó “el durazno para consumo con 77.000 toneladas”, señaló la funcionaria.
Del muestreo surge que “la ciruela industria, registra un descenso importante con respecto al año anterior”, ya que “de 150.000 toneladas que se pronosticaron el año pasado, este año van a ser aproximadamente 110.000 toneladas”, mientras que para la ciruela de consumo en fresco “será de aproximadamente unas 40.000 toneladas”.
En cuanto a la pera, que dijo es “uno de los datos siempre más esperados”, la estimación es “levemente inferior al año pasado, de aproximadamente 96.000 toneladas”.