Uno de los principales puntos a tener en cuenta para la producción de cerezas es sin dudas el manejo posterior a la cosecha. En este sentido Fernando Pedranti explicó: "La cereza como cualquier otro producto se comienza a degradar apenas cosechada. Los tiempos son muy cortos y la fruta muy sensible a los cambios de temperatura, a las condiciones de almacenamiento y los golpes físicos. Entonces toda la vida de guarda y estante va a estar condicionada, además del deterioro natural del fruto, al tratamiento que se le dé después de la cosecha". Si la fruta se cosechó a las 10 de la mañana y recién se trasladó al galpón para colocarla en frío a las 6 de la tarde, se perdieron 8 días efectivos de almacenamiento. En tanto, Fiñana informó que "lo que se está haciendo es poner directamente el hidrocooling en el cuadro. Así el cosechador llena su recipiente y lo vuelca directamente en el agua helada para bajar la temperatura del fruto". "Hay que empezar con el hidrocooling de inmediato hasta que baja la temperatura y que no le entre luz, es decir en la sombra. Y de forma inmediata al frío o almacenamiento. Esto para bajar la temperatura a la pulpa a cinco grados". Por su parte el técnico del CREAR señaló que "lo ideal sería llevarla a cero grado, pero a esta temperatura la fruta se vuelve muy frágil. Por lo que una temperatura de compromiso es cuatro o cinco grados, donde tenés turgencia y no fragilidad y la tasa de respiración de la fruta es bastante baja. Una vez que se empacó sí se puede bajar hasta cero grado porque allí ya no recibe más contacto". Otro punto, es la preservación del pedúnculo porque hace sin dudas a la venta. Porque aquella que tenga el pedúnculo verde se vende mucho mejor. Y esto tiene mucho que ver también en la degradación del fruto. |