La cereza se ha convertido en una excelente alternativa para los productores de la zona del Valle Medio. Actualmente se cultivan más de 100 hectáreas con excelentes resultados en la comarca, concentrándose la mayor cantidad de hectáreas cultivadas en la localidad de Chimpay. Varias son las ventajas que vuelven atractivo a este producto: su rápida venta ya sea para exportación o para el mercado interno, su precio que está en valores que hacen positiva la ecuación costo/beneficio, y los rindes alcanzados en la zona, que van desde los 6.000 hasta los 15.000 kilos por hectáreas. Ante este panorama, abierto sobre todo por el desembarco de la firma SECO a la localidad de Chimpay, 'Río Negro Rural' diálogo con distintas empresas vinculadas a la producción. Juan Carlos Fiñana, productor de cerezas y ex presidente de la cámara de productores del Departamento Avellaneda opinó: "La cereza es una alternativa más. No deja de ser una producto más. No puede tener más de cinco hectáreas porque se le escapa de las manos. Pero si puede ser una variante de la producción principal que tenga y, en este escenario, se corre con grandes ventajas". Agregó además que "una de las ventajas es sin duda la parte fenológica, por las heladas. La cereza florece poco antes que peras y manzanas, por lo que corre pocos riesgos de daño en este sentido. O sea no corre tantos riesgos como la ciruela o el durazno". Pero uno de los datos más significativos que presenta el producto es la fuerte demanda existente sobre el mismo. "Se vende rápido lo que le da ingresos inmediatos al productor. Esto ayuda, más aún cuando se tiene otra producción que está demandando mucha inversión. Por ejemplo si tiene que hacer un raleo en manzana o está raleando ciruela, que generan muchos costos en mano de obra, teniendo una parcela de cerezas que permite ingresar dinero en noviembre o diciembre se puede llegar con las otras producciones bien. Es un buen amortiguador", confió la fuente consultada. En cuanto a los costos de producción señaló que "son bastante elevados. Son similares a los de plantar cualquier otra especie frutícola de carozo". Pero todo depende de los elementos que tenga un productor en su chacra. El costo más alto es de implantación, dado que una planta vale entre 8 ó 9 pesos y eso, en muchos casos, es un freno al cambio para un chacarero. En tanto, Fernando Pedranti, ingeniero agrónomo de la oficina del CREAR de Luis Beltrán sostuvo que "montes de alta densidad pueden llegar hasta las 2.000 plantas por hectárea. Esto es en espaldera de alta densidad, que es lo que tiene el establecimiento SECO, que puntualmente son 1.904 plantas por hectárea". Agregó que "la calidad que se produce en Valle Medio es considerada como muy buena por los operadores del mercado. Aunque según los especialistas, para llegar al peak de precios, les estaría faltando calibre". Hoy existen muy buenas cotizaciones sobre la fruta denominada, como dicen los ingleses "big, black y gloss", que quiere decir "grande, negra y brillante". Y conseguir esas características y calibre es complicado en toda la zona del Valle Medio. "Es un riesgo que hay que correr, porque en realidad para conseguir calibre lo que hay que hacer es ralear, y habría que tener un muy buen control de la carga de la planta y del raleo, para no ralear demasiado", aseguró Pedranti. En este punto, Fiñana opinó que "el raleo en cereza es fundamental si se hace una fruta para exportación. Porque después, en el mercado interno, por más que hagas una fruta grande estás compitiendo con una intermedia, y realmente los números finales no se diferencian tanto del costo que uno tiene". Por su parte, el técnico del CREAR agregó que "hay que tener en claro adónde se apunta. Es decir saber dónde se va a vender antes de comenzar con el raleo. Si lo vas a hacer para exportación, sí o sí necesitás un buen raleo para conseguir un calibre que no sea menor a los 26 por fruta. Ahora, si querés orientar tu oferta para mercado interno, no te conviene un fuerte raleo porque depende de la demanda y en general se vende todo, donde no depende tanto el tamaño. Ya sea por primicia o porque no hay". La cereza también tiene sus desventajas: es un producto altamente perecedero, es decir que no se puede guardar en frío. Si bien esto permite que no haya una marcada competencia entre distintas zonas del país, no hay posibilidades de especular en el mercado. En este punto coincidió Fiñana al remarcar: "Nuestra cereza está en un momento clave como son las fiestas. Por ejemplo la cereza de Los Antiguos sale a mediados de enero y la de Rawson recién a principios de ese mes". Asegura que "ya a partir de mediados de noviembre comenzamos a cosechar, por lo que para las fiestas se puede vender muy bien. Por eso creo que esta zona, organizándose bien, buscando buenos nichos en el mismo interior del país, puede ingresar muy bien en momentos claves que no ingresan productos de otras provincias. El tema es poder organizarnos". En la comarca hay 53 chacras que tienen cerezas, con parcelas que van desde menos de una hectárea hasta las mega producciones como SECO. En el plano de las variedades, Fiñana mencionó: "Hay muchas, pero dentro de ellas la de punta es la llamada 'Bing', que es crocante, bien roja y grande. Es hoy lo que anda bien acá y se vende a buenos precios en el mercado". Hay muchas otras variedades nuevas que son incluso superiores a la mencionada, pero que necesitan un manejo diferencial. En todos los establecimientos grandes se esta haciendo 'Bing', pero hay variedades más tempranas o más tardías. Las ventajas que tiene esta variedad son: su turgencia, calidad de fruto y color, y un tamaño mediano a grande, que es lo que demanda hoy el mercado. En tanto en los rindes se indica, dependiendo del tratamiento, que para un establecimiento grande que puede darle un tratamiento importante con riego por goteo, etc., puede llegar a lograr entre los 12.000 y 15.000 kilos por hectárea. Mientras que un productor chico, sin posibilidades de poder darle este tratamiento, puede llegar a lograr más de 6.000 kilos. En este sentido hay que destacar que es relativa la cantidad ideal de hectáreas cultivadas para que un productor obtenga una buena ganancia. "Esto se ajusta mucho a la realidad de cada productor. Porque además hay que tener en cuenta, y esto es real, que todos los años se pierden plantas de cereza por problemas sanitarios, sobre todo por el mal manejo del riego. Así a veces se hace difícil tener una producción eficiente. "Yo creo que hoy un productor chico, para que le funcione la ecuación, debe tener de 10 hectáreas cultivadas, una parcela de una hectárea con cereza que puede ayudar a amortiguar los costos". SERGIO ESCALANTE |