| Zapala era el centro del territorio neuquino y fin de las vías. Allí se había enclavado un importante centro comercial debido a estas razones. Llegaban y partían todos los caminos hacia el interior del Neuquén. El origen del pueblo se remonta a 1888, cuando el capitán Roberto –representante del doctor Robert, propietario de 20 leguas de tierras ubicadas donde luego se trazó la localidad de Zapala– pobló con ganado esta zona gracias a la existencia de algunos arroyos y ojos de agua. La zona nació como espacio comercial, agrícola y minero. En la década del 20 ya existían perforaciones petroleras en Zapala, fundamentalmente en Cerro Letona, Covunco y Paso de Indios. Cuando se inició el movimiento del ferrocarril, la lana y los cueros de oveja ocuparon el primer puesto en las cargas y, en lo que respecta a cargas recibidas, la que ocupaba el primer puesto era la harina. Esto se debió a que Zapala contaba con una de las más modernas panaderías de la región, tanto que fabricaba 5.000 kilos diarios y abastecía al territorio. Otra particularidad de Zapala durante los primeros años del siglo fue que al ser esta localidad un nodo en las comunicaciones, había desarrollado una interesante red de transportes hacia la capital y sitios turísticos adonde no llegaba el tren, como San Martín de los Andes, Primeros Pinos y las Termas de Copahue (de las que hablaremos en breve). En la “Guía Comercial Edelman 1924” se afirma: “Bien puede decirse que el comercio de Zapala ha tenido la virtud de realizar una obra de verdadero patriotismo, raro pero real fenómeno. En efecto, hasta 1913 el comercio del territorio era tributario exclusivo de las plazas chilenas, tales como Valdivia, Temuco, Victoria, Los Angeles y Chillán. De ahí se proveían exclusivamente, no sólo los pobladores, sino el comercio, en especial de las zonas comprendidas de Las Lajas hacia el norte y el oeste. Para aquella plaza iba toda la producción agropecuaria del Neuquén, volcándose a montones la riqueza nacional en las áreas del país vecino. Pero la llegada del ferrocarril a Zapala y el establecimiento en ese punto de fuertes casas de comercio, la dispersión en todas direcciones de acopiadores de frutos en general, con asiento allí, realizaron la obra de nacionalismo por la cual tanto han bregado los hombres bien inspirados con los que cuenta el territorio. Hoy la corriente de comercio ha cambiado enteramente de ruta y de Zapala sigue a Bahía Blanca y de allí, a Capital Federal...”. En 1924, el presidente de la Comisión de Fomento era el señor Pedro Ortega y su tesorero, Elías Sapag. En la localidad funcionaba entonces una escuela a la que asistían unos 150 niños. En Zapala ya funcionaba una sucursal del Banco de la Nación Argentina y otra del Hipotecario. Había cuatro clubes sociales: “Tiro Federal Zapala”, “Club Atlético Candelaria”, “Club Atlético Andino” y –pese al viento– el “Lawn Tennis Club” zapalino. Una treintena de casas de comercio se esparcía por la localidad, que contaba entonces con unos 4.000 habitantes en su zona urbana y rural. Había también 2 hoteles y un biógrafo de la sociedad Sapag & Páez. En 1924 están registrados varios establecimientos agrícola-ganaderos: el “San Miguel” de José Buscazzo, “El Transvaal” de Felipe Luccioni, “la Corona” de Alberto Trannack, “Zapala” y “Santo Domingo” de los hermanos Trannack, quienes adquirieron la propiedad del pionero Robert. Ido Celari era el único médico, mientras que Martín Etcheluz editaba su periódico local “La Voz del Territorio”, al tiempo que tenía una empresa de transportes, tan importante como la de la familia Zingoni, propietaria de una corporación ganadera y comercial fundada en 1900. En 1923, por otra parte y como nuevo factor de desarrollo local, el Poder Ejecutivo autorizó la construcción de un cuartel militar (Regimiento 10 de Caballería y un Batallón de Ingenieros), que fue culminado unos años más tarde. (SY) |