| NEUQUEN (AN/Redacción Central) - Hace poco menos de dos meses en Picún Leufú nació la primera ternera neuquina que es producto de la transferencia de un embrión obtenido in vitro. Los resultados de esta experiencia, lograda por emprendedores locales con asistencia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Balcarce, permite pensar en la posibilidad de que pronto comience a funcionar en la provincia una cabaña genética. La decisión de intentar montar en Neuquén un centro de producción de embriones de la raza Angus corresponde Benjamín Otatti, un joven neuquino que desarrolló la experiencia junto a su padre y con el apoyo del especialista Nicolás Mucci, de la estación experimental del INTA de Balcarce. La ternera Angus negro nació en tierra neuquina el 22 de agosto de este año pero no fue concebida en el vientre de su madre ni en la tierra donde nació. El óvulo es de una madre de matadero y el padre es un toro puro de pedigree de la provincia de Buenos Aires llamado General. El nacimiento de esta ternera es el fruto de la transferencia de 16 embriones a la misma cantidad de vacas receptoras, realizado en noviembre de 2005. "A mediados de 2002 comenzamos a preguntarnos de qué modo podríamos mejorar la genética de nuestro rodeo", contó Otatti. Por este motivo "consultamos al INTA nuestras inquietudes". "El grupo de Biotecnología de la Reproducción de la estación experimental Balcarce nos brindó su asesoramiento y luego de evaluar algunas consideraciones decidimos aceptar la oferta de capacitación que nos ofrecían", narra el joven productor. El proceso, que incluyó el desarrollo y la capacitación, "comenzó a finales de 2002 y tras una ardua dedicación e inversión absolutamente propia, obtuvimos en febrero de 2004 nuestro primer embrión producido in vitro y criopreservado (vitrificado)". Las transferencias realizadas el año pasado fueron de embriones producidos in vitro pero sin criopreservación, en fresco. Los Otatti consiguieron los ovarios de un matadero local. A los siete días de la fecundación con el semen del toro bonaerense, realizada en un laboratorio local, "se procedió a la evaluación de los embriones producidos y tras una minuciosa selección, los de mejor calidad fueron acondicionados". Luego se los trasladó 120 kilómetros a Picún Leufú. "En forma paralela se llevó a cabo un programa de sincronización de los celos de las hembras receptoras", cuenta Benjamín Otatti. En el momento de la transferencia de los embriones, contaron así con 16 vaquillonas a las que no era necesario detectarles el celo. Fue entonces que dice con orgullo el productor el 22 de agosto se produjo "el primer bovino nacido a partir de la transferencia de un embrión producido in vitro en Neuquén". Reconoce que los resultados obtenidos no han sido altos de acuerdo con "la bibliografía nacional e internacional", aunque aclara que "debido a que, en general, las condiciones en las que se trabajó no fueran las óptimas, consideramos que el objetivo fue cumplido". "Somos conscientes dice Otatti de que así como la historia de la biotecnología de la reproducción ha dado muchos pasos que han permitido generar y aplicar los conocimientos hoy disponibles, podremos combinar las herramientas existentes para lograr mejores resultados en el futuro no muy lejano". La experiencia tiene, además, el incentivo de que fue desarrollada hasta ahora sin ayuda oficial, con el riesgo soportado íntegramente por sus iniciadores. Por ahora, están dedicados a "ajustar las variables que operan en nuestro sistema de producción in vitro, además de estar efectuando en nuestro establecimiento programas de inseminación artificial a tiempo fijo y produciendo embriones por superovulación de hembras de alto mérito genético, que están siendo congelados para su posterior transferencia". BENEFICIOS Los impactos más interesantes de esta nueva técnica están dados fundamentalmente por su aplicación en programas de mejora genética, en permitir el aprovechamiento de vacas de alta genética que van al matadero por haber cumplido su ciclo productivo y en el ahorro que se puede hacer en el uso de semen de alto valor. Con respecto a esto último, normalmente, hace falta alrededor de una dosis y media a dos dosis de semen para producir un ternero. Por medio de esta técnica, con una dosis de semen de alto valor genético (y por consecuencia de alto costo) es posibles producir entre 20 y 30 terneros. En definitiva, la primera ventaja es la posibilidad de recuperar la genética de animales que por diferentes razones tienen que ser sacrificados, llamados de refugo, que sin embargo tienen alto valor genético. Sus ovarios pueden ser recuperados y a partir de ahí, obtenerse las crías suplementarias de ese animal que ya está muerto. La segunda ventaja es la de poder producir terneros a partir de vacas vivas en mayor cantidad que los que se obtienen con los tratamientos de superovulación. La tercera ventaja, es la de aumentar enormemente la posibilidad de uso del semen de alto valor. Sin duda alguna el esfuerzo de todo este trabajo puede ser llevado a una escala importante en Neuquén y de esta manera mejorar sensiblemente la genética de los stocks provinciales. | 
