| Cuando Jaime W. Molins recorrió la zona cerca de 1920, pasó por la isla de Choele Choel y elaboró un registro de los cultivos entonces practicados: el principal, la alfalfa. Luego y muy por detrás trigo, cebada, avena. César Vapñarsky afirma, a cuento de esas anotaciones, que Molins criticaba la "obsesión por la monocultura" de la alfalfa en Choele Choel... "Se estaba en el proceso ascendente del ciclo de la alfalfa; los beneficios que se obtenían de su exportación o remisión a otras zonas del país eran tan altos que desalentaban otras actividades, y sin embargo Molins ya consideraba obvio que las tierras de la isla estaban desaprovechadas al dedicarlas casi exclusivamente a ese cultivo. En particular hacía notar los óptimos resultados de la producción hortícola en ese entonces sólo destinada al consumo local, y frutícola, en particular de manzanas, que en ningún predio se producían en más de cuatro hectáreas pero que habían permitido obtener premios en exposiciones por su excelente calidad, superior a la manzana californiana que se consumía preferentemente en Buenos Aires... Es decir, en momentos en que el Alto Valle pasaba del ciclo de la fruticultura al ciclo agroindustrial, la isla Choele Choel todavía exhibía un marcado predominio del cultivo de forrajes, sobre todo la alfalfa, incluso como mero pastoreo...". Hacia principios de siglo, la denominada margen norte, entre la isla de Choele Choel y el Alto Valle, se perfilaba como centro agrícola, pues formaba parte de un sector irrigable. En 1899 el Coronel Belisle ya tenía en producción 12 hectáreas en Chimpay y, en 1912, el Dr. Jorge Laure adquiría 11.700 hectáreas en esa zona. Por aquel tiempo, la iniciativa privada era la que motorizaba las obras de riego y, recién en 1920, el Estado se haría cargo de las mismas. Desde entonces y hasta la década del 70, esta zona siguió dedicándose fuerte al cultivo de alfalfa. Según datos de Agua y Energía, en la zona irrigada de Chimpay-Coronel Belisle, en 1972, el riego se practicaba por bombeo y abarcaba unas 4.100 hectáreas. Una parte considerable del total de estas hectáreas se dedicaba al cultivo de alfalfa para pasto, semilla y pastoreo y otros forrajes. El resto, unas 700 hectáreas, estaban sembradas de tomates, 500 con frutales y 200 de vid. Una de las familias que se estableció en la zona de Chimpay fue la familia Sarti. El padre de Víctor Sarti (Historia de Vida) tuvo un campo de 1.000 hectáreas entre Chimpay y Chelforó. Allí tuvieron una cabaña, hicieron miel y sembraron alfalfa para semillas. Hacia mediados de siglo, la venta se semillas era muy rentable y les permitió progresar. Pero después de esta fecha, llegaron cambios que afectaron a la producción. Por una parte, las obras de El Chocón impactaron sobre el campo, el cual ya no se inundaba y obligó a construir una costosa obra de riego. Antes las semillas eran de secano. Por otra parte, la economía empezaba a mostrar signos preocupantes y el golpe no tardó en llegar. "La época de Martínez de Hoz fue crítica recuerda Moni Sarti. Una década antes, mi marido había llegado a sacar 80.000 kilos de semillas de alfalfa y, en esa oportunidad, vendieron a tres dólares el kilo. Este fue el último año bueno. Con Martínez de Hoz todo empezó a andar mal y después no hubo manera de reflotar". Además, ese campo se dividió entre los cuatro hermanos y planteó un nuevo desafío a esta familia pionera del lugar A partir de la década del 70 fue todo cuesta arriba para los productores de esta zona, muchos de lo cuales hicieron proezas para conservar sus propiedades. |