| Sonrisa va, sonrisa viene, días atrás la ministra de Economía, Felisa Miceli, encabezó el lanzamiento del Plan Ganadero Nacional. Quizá con la intención de apaciguar los ánimos caldeados con el campo, justo en las postrimerías de una nueva edición de la muestra palermitana que suele transformarse en el termómetro de lo que anualmente ocurre tranqueras adentro. El documento llamado Lineamientos Estratégicos para el Desarrollo de la Cadena de Ganados y Carnes se transformó luego, por una cuestión de marketing y de "gancho" publicitario, en el Plan "Más Carne" para Argentina. Obviamente que se trata de un profuso y generoso texto sobre medidas a mediano plazo para el aumento de la oferta de carnes. Aspira a incrementar en cuatro años la tasa de extracción del 24,7% a 27%, el destete en 1,4 millones de terneros, la producción de carne a 3,61 millones de toneladas, el peso de faena a 230 kilogramos de carnes por res y a 15,7 millones de cabezas sobre las 14,2 actuales. Otras innovaciones pasan por un "cuarteo" distinto de las medias reses, la puesta en marcha de un mercado electrónico del sector y guardaganados electrónicos. Incluso los propios funcionarios rionegrinos del área dieron su beneplácito por haberse contemplado algunas propuestas del pago chico. Pero lo que provocó escozor en el movimiento ganadero regional tómese Federación de Sociedades Rurales, Colegio de Veterinarios a través de Hugo Matarazzo y técnicos del Ministerio de Producción es el punto "2.8: Reimplantación Selectiva de Promotores de Crecimiento". En forma explícita, este ítem hay que leerlo y volver a repasarlo para ver hasta donde llegaría. En forma textual sostiene que "la planificación de la oferta de carnes en nuestro país ha variado en cuanto a sus destinos principales: el mercado doméstico es prioritario de atender y lo seguirá siendo en los próximos años", habida cuenta de que la política prioritaria de la administración "K" es apuntarle a la carne para bajar los índices inflacionarios. A esa introducción, casi inocua, se le suma un párrafo que sí genera inquietud al impulsar la necesidad de "eliminar la prohibición de algunos promotores de crecimiento" que, a criterio de los autores, "redundará en un aumento en las ganancias de peso de animales tratado y por lo tanto en una mayor oferta total". Si bien no lo dice, en el campo lo toman como que podrían estar pastando animales bien gorditos aunque no ensanchados por un inflador sino por el hipotético uso de anabólicos, sobre el que existe toda una gama prohibitiva por propiedades cancerígenas. Otro párrafo, menos imperdible, es que para lograr supuestamente el empleo de los "promotores de crecimiento" habrá que establecer un sistema de identificación bovina, ya que los mercados internacionales lo exigirán para distinguir entre animales tratados (con promotores) y aquellos que no lo están". Así como está planteado, los espacios en blanco del interlineado parecieran arrojar esta composición: para afuera cuidarnos, para adentro después vemos. En ese sentido, Río Negro no fijó una posición taxativa. El subsecretario de Producción, Humberto Iglesias, opinó que si resulta "selectiva", porque no todos están prohibidos y no comprometen la calidad del producto, "podemos estar de acuerdo". A su vez calificó de "disparatada" cierta actitud. Razonó que si se dejó de exportar a la Unión Europea, que era estricta en los controles, y el stock se comercializa en el mercado interno, "quién controlará la selectividad y con qué rigurosidad", se preguntó. La ebullición de la olla a presión alertó a los escribas y fue entonces cuando al menos el funcionario de la Sagpya, Miguel Tezanos Pinto, hizo de cardenal Samoré (aquel que dibujó el mapa del Papa sobre el canal de Beagle) para corregir el exabrupto. Y casi como una sorpresa y media, el funcionario se despachó diciendo que al final el párrafo fue desechado días atrás al concluirse que la cuestión podría verse malversada y además por la presión que hizo el sector privado. Reconoció que muchos se preguntaron, así como estaba redactado, si habría un privilegio de carne de alta calidad hacia el exterior donde condenan la práctica del uso en detrimento del mercado interno. Por lo tanto, "como vimos que podría traer más problemas que soluciones", se optó por desecharlo, insistió Tezanos Pinto. Por ahora, el gobierno nacional evitó así apagar una pequeña fogata con nafta. Todavía restan otros focos mayores. ENRIQUE CAMINO rnredaccionviedma@yahoo.com.ar | 
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