| Transcurría la primera quincena de enero del corriente año cuando luego de arduas negociaciones se logra firmar el acta de Choele Choel. Del texto de la misma surge el acuerdo para seguir avanzando en lograr un mecanismo que permita recuperar un porcentaje de las retenciones que actualmente soporta la actividad, inclusive se habla de un valor que sería de aproximadamente 45 millones de pesos para distribuir como compensación entre los pequeños y medianos productores (por resolución 116/06 se concreta el primer aporte de 10 millones). En función de esto, rápidamente empiezan a delinearse mecanismos para hacer realidad este compromiso asumido con la firma y la presencia de autoridades nacionales y provinciales. Luego de numerosas reuniones se presenta el Programa de Asistencia para el Mejoramiento de la Calidad de Peras y Manzanas en las provincias de Río Negro y Neuquén con fecha abril del 2006. Allí dijimos: en forma coincidente con lo expresado en la resolución del gobierno nacional que justifica el primer importe de apoyo a la actividad y teniendo presente que nuestra crisis tiene como base fundamental dos temas, la producción y la comercialización, consideramos que lo primero que deberíamos atacar con estos recursos sería aquello que está ligado directamente al productor. Pensemos que la fruticultura es una actividad que se caracteriza por requerir una alta densidad de capital, por el uso intensivo del recurso suelo y por lo altos costos para lograr resultados aceptables. Sí la ecuación económica de un productor queda deteriorada, como ha venido sucediendo en estos últimos años, desaparece la realización de los trabajos indispensables para lograr fruta de la calidad hoy requerida. Por supuesto que al mismo tiempo deberíamos tratar de consolidar mecanismos de comercialización más transparentes para que los resultados finales sean el fiel reflejo de la actividad. Sobre ambas causas, producción y comercialización, se deberá operar si queremos evitar que la relación causa-efecto ponga en peligro definitivo la actividad del pequeño y mediano productor y faciliten aún más la hegemonización que por estos años se ha ido produciendo. Teniendo presente que las autoridades de Economía no eran proclives a cristalizar este compromiso con dinero que llegara directamente a los productores, se preparan dos alternativas, insistiendo en una cantidad de dinero por hectárea y que el productor pueda disponer en tiempo y forma del mismo para realizar las tareas indispensables para poder llegar a la próxima cosecha en buenas condiciones. Simultáneamente, y conociendo la actitud que asumía Economía se elabora un proyecto en función de las realidades que vive el productor para lograr obtener fruta de buena calidad para su comercialización, y de esa manera contribuir al sostenimiento como base del Complejo Frutícola Regional de los pequeños y medianos fruticultores, propiciando las condiciones que favorezcan la preservación del capital social. Luego de acordarse sobre quiénes serían los beneficiados por este Programa se definen las principales características de las tareas culturales, su importancia en la determinación de la calidad del producto y la alta demanda en mano de obra que se requiere por tratarse de una producción intensiva de tipo artesanal. Por tal motivo se reconoce como fundamental para el logro de los objetivos propuestos la asistencia financiera que permita cumplir en el momento indicado las tareas requeridas. 1- Poda: tarea fundamental para el logro de buena calidad y sanidad y con un período de realización acotado que obliga a una gran demanda de mano de obra. Se estimó que los recursos deberían estar disponibles a partir del mes de abril. Lamentablemente llegamos a agosto y la mayor parte de los pequeños y medianos productores ven peligrar la realización de esta actividad fundamental por carecer de los recursos prometidos. 2- Subprograma de asistencia para la adquisición de plaguicidas: la calidad sanitaria de nuestra producción tiene una alta incidencia en su posterior valor comercial por ello se consideró imprescindible atender con una parte de los recursos de este Fondo a la franja de productores más comprometidos. Se estimó como fecha óptima para evitar inconvenientes en la aplicación de los plaguicidas que los recursos deberían estar disponibles en agosto. Es de esperar que esto sea así porque las plagas no van a estar esperando la resolución de funcionarios que muchas veces desconocen nuestras realidades. 3- Raleo: en forma similar a la poda esta actividad tiene un rol muy importante en la calidad de la fruta y podemos decir que es uno de los pilares fundamentales para conseguir valorar adecuadamente nuestra producción. Por supuesto esta actividad tiene también un tiempo acotado de realización y requiere una gran inversión en mano de obra. Para evitar problemas se estimó que estos recursos deberían estar disponibles a partir de fines de setiembre. 4- Fondo granizo: obviamente en un programa integral de la reconversión de la calidad productiva no se puede ignorar la incidencia que tienen los factores climáticos, entre ellos particularmente el granizo, y que cuando el productor no tiene posibilidad de implementar un seguro muchas veces directamente lo puede dejar afuera del sistema productivo. Por ello se estima conveniente disponer de parte de este Fondo para generar algún mecanismo que permita incluir la mayor cantidad de productores en un sistema de protección. Para hacer que esto sea una realidad se deberá tener presente que los daños normalmente producidos por el granizo en la fruta se extienden en un período que comienza a partir de octubre y llega hasta la cosecha. Por ello se estimó que debería contarse con los recursos a partir de setiembre. Estos breves comentarios son para que la comunidad productiva sepa que en tiempo y forma se han dispuesto cuáles serían algunos de los instrumentos que podrían facilitar la recuperación de esa calidad que se fue perdiendo y que se refleja con alarmante magnitud en la cantidad de fruta que año a año derivamos a la industria. Somos conscientes de los esfuerzos realizados por los funcionarios provinciales para concretar estos compromisos, pero parecería que a nivel nacional se manejan con tiempos que nada tienen que ver con nuestra realidad y, por supuesto, si esto no se corrige seguramente el año próximo varios cientos de los apenas poco más de 25.400 productores pequeños y medianos que quedamos en la región seguiremos desapareciendo y entonces sí podremos decir quiénes son los responsables que, teniendo en sus manos el poder, no logran en la realidad concretar en la medida necesaria el apoyo indispensable para evitar que continúe la hegemonización de la fruticultura valletana. |