Así lo demuestra un estudio realizado recientemente sobre 30 marcas producidas por estos lares que fueron analizadas por el Laboratorio de Control de Calidad de Productos Apícolas que funciona en el asentamiento Villa Regina de la Universidad Nacional del Comahue. El laboratorio trabaja allí desde el año 1996 y nuclea a un grupo de docentes y estudiantes interesados en la calidad de estos productos. En este espacio se realizan tareas de extensión que consisten en el dictado de cursos sobre calidad de la miel dirigido a productores apícolas y público en general, se realizan servicios analíticos para los apicultores y también se llevan a cabo tareas de investigación relacionadas a la calidad de productos apícolas. "Los análisis que se realizan sobre miel, y que habitualmente son solicitados por los apicultores, son aquellos que están fijados por el Código Alimentario Argentino y por el Reglamento Técnico Mercosur de Identidad y Calidad de Miel: Humedad, Cenizas, Azúcares Reductores, Sacarosa Aparente, Sólidos Insolubles en Agua, Acidez, Indice de Diastasa, Hidroximetilfurfural, Dextrinas Totales", explicó el licenciado Juan Carlos Esponda, responsable del laboratorio. Y en lo que hace a la calidad microbiológica se determinan "recuentos de microorganismos viables mesófilos totales, recuento de mohos y levaduras, de coliformes totales y fecales, entre otros". Esponda explicó que los principales factores de calidad que se utilizan en el comercio internacional de la miel, además de sus características sensoriales -olor, color y sabor-, son la humedad, el contenido de hidroximetilfurfural y el índice de diastasa, siendo estos dos últimos fuertemente influenciados por el calentamiento y también por el tiempo de almacenamiento de este producto. "El contenido de hidroximetilfurfural ha sido el que mayor importancia ha tenido durante los últimos años en el comercio internacional", se indicó. Durante el manejo y envasado de la miel, en algunas ocasiones, el producto es sometido a un calentamiento controlado en tiempo y temperatura con diversos fines, tales como disminuir su viscosidad, disolver partículas cristalizadas gruesas, destruir levaduras. LOS ESTUDIOS DEL LABORATORIO DE LA UNC Precisamente de dos de los trabajos realizados por el laboratorio de Control de Calidad, uno está referido a la calidad de las mieles producidas en la región -Río Negro y Neuquén- y el otro al calentamiento a las cuales se somete a la miel y la variación de los parámetros de calidad como consecuencia de esta práctica. Esponda explicó que en el primero de ellos se evaluaron 30 marcas de miel producidas en la región, en control de los parámetros exigidos por el Código Alimentario Argentino. Los resultados fueron aceptables para casi todas ellas, "lo que indica que las prácticas de cosecha como asimismo el manipuleo posterior son buenos". En lo que respecta al segundo trabajo una misma miel fue sometida a distintas temperaturas de calentamiento con distintos tiempos de exposición y se siguió la evolución durante el almacenamiento. Luego se controlaron las variaciones de los parámetros de calidad acidez, diastasa e hidroximetilfurfural. "Las conclusiones obtenidas permiten establecer cuáles son los tratamientos térmicos y tiempos de calentamiento más adecuados para obtener un producto de calidad", concluyó Esponda, quien integra el laboratorio junto con los profesionales Rosa Alvarez, Viviana Carreño, Yolanda Curilen y la alumna Ivanna Milanesi. |