La gente de la AVGR va a soñar con los clásicos especiales de Canal 10-Ruta 6 y Aeropuerto de Roca-Gómez. En la pasada edición de la Vuelta de la Manzana tuvieron sus complicaciones. Y ayer padecieron más no poder con un comienzo demasiado complicado de la segunda etapa.
Casi al mismo tiempo que en el primer tramo de la mañana se encajaba el Seat de Martín Tussedu, en el segundo se iba afuera y quedaba en un lugar complicado de mover el auto de Fernando Scarlatta.
En el primero, después de Tussedu llegó Manuel Machinea al lugar y tuvo la misma suerte con el Peugeot 206, al intentar pasar por la izquierda. Por la derecha intentó esquivarlo el Clío de Ramiro Arceo, pero también se quedó en el intento. Atrás empezaron a apilarse los autos y la suspensión del tramo fue inevitable.
A esta altura, el mismo especial se había demorado en el comienzo por las dificultades que tuvieron los organizadores para acomodar a los aficionados y después del décimo auto para que una de las unidades de asistencia atendiera a un espectador que había recibido un piedrazo.
A los autos que no pudieron completar el primer tramo los llevaron en enlace hasta el comienzo del segundo, pero la idea de tratar de suspender la menor cantidad de tramos posibles chocó con otro problema, como fue el peligroso lugar donde quedó el Subaru del "capitán" Scarlatta, a la salida de una veloz curva a la derecha.
Los equipos de rescate trabajaron un rato largo, pero sin éxito, por lo que los minutos pasaban y la organización comenzaba a complicarse. Por más que no era la idea, llegó la orden del control central de llevar los autos que no largaron hasta el parque de servicio.
A esta altura, algunos habían disputado medio tramo y otros directamente se la pasaron de enlace en enlace como varios del Grupo N-2, reenganchados y los invitados.
Con más de una hora y media de demora se reanudó la prueba con la segunda pasada en los tramos de Roca. El primero se acortó en siete kilómetros para evitar el guadal y se completó sin problemas.
El segundo estuvo a punto de cancelarse después que el Subaru del paraguayo Diego Domínguez se clavó de punta y tomó fuego. Se movieron las unidades de asistencia y rescate, pero también y en forma incontrolable los aficionados, por lo que otra vez se paró la prueba por casi media hora, hasta que después de un relevamiento del comisario deportivo se decidió reanudar el especial, que se completó sin más problemas.
Lo de la gente todo un tema. Superó todas las expectativas y los límites de seguridad, lo que hizo peligrar el desarrollo de una parte importante de la segunda etapa.
La AVGR se movió rápido y puso capear el temporal, pero el fantasma de lo sucedido el año anterior se cruzó por la cabeza de varios dirigentes, cuando veían como iban apareciendo las complicaciones y se demoraba el desarrollo de una etapa decisiva en varias de las divisiones, nada menos, por lo que no era cuestión de suprimir los tramos.