Si hay una prueba que que está a la medida de Sergio Barotto esa es la Vuelta de la Manzana. Lo ratificó en la 37 edición, donde volvió a cantar victoria. Esta vez fue al comando de un Renault Clío y por el Grupo N-2.
Barotto cumplió un trabajo impecable desde el mismo comienzo de la prueba y una vez que llegó adelante, no abandonó más la primera posición.
Comenzó la segunda etapa con una buena diferencia a favor y sabiendo que su principal rival José L. Gómez no es de los que se entregan con facilidad.
La ilusión de Gómez de salir a buscarlo a Barotto se empezó a complicar con la suspensión de los dos primeros tramos.
Tanto Barotto como Gó-mez se conocen muy bien. Los dos eligieron el primero de los tramos para echar el resto. Y en eso estaban cuando encontraron a los autos atascados.
Barotto suspiraba, Gómez respiraba fuerte y masticaba bronca. "Son cosas que pasan en un rally", atinó a comentar cuando esperaba para largar en el aeropuerto de Roca, que minutos después también se cancelaba.
Cuando pudieron volver a acelerar, Barotto se encargó de ratificar que la diferencia que logró en la primera etapa no había sido fruto de la casualidad.
En dos tramos aumentó en nueve segundos más la diferencia y con 49 a favor se fue a encarar la parte final de la prueba en una división monopolizada por los regionales, ya que tercero se mantenía Hernández.
El resto no ofreció cambios, porque Barotto le mandó un mensaje a Gómez, que éste entendió a la perfección.
El "doctor" estaba inspirado y no había forma de complicarle su camino al triunfo.
Entonces, "Joselito" levantó y cuidó el segundo puesto, lo que no es poca cosa para un auto que se tuvo que armar a nuevo después del palo en Plaza Huincul.
Y el tercero que subió al podio fue Hernández, quien también tenía para festejar porque sumó mucho para el certamen.
