Juan M. Silva se siente como en casa en el autódromo roquense. Lo demostró ayer, cuando cortó una sequía insoportable para el "Pato", acostumbrado a codearse con los éxitos. El flamante piloto del equipo Ford ganó de punta a punta una prueba que fue aburrida por su tremenda superioridad y se convirtió en el dueño del primer clásico del nuevo certamen del TC 2000.
El"Pato" tenía motivos de sobra para festejar, porque la victoria en el comienzo del certamen se dio en el mismo circuito donde ganó por primera vez en la Fórmula Renault y también en Roca había logrado su último triunfo en el TC 2000.
Encima, fue la victoria 150 de Ford en la categoría y otro debutante en el equipo, como Fabián Yannantuoni, puso el "1-3" para un comienzo de la marca espectacular, en la que sólo desentonó el campeón Norberto Fontana, quien cometió dos groseros errores, uno en la serie donde embocó a Néstor Girolami y el otro en la final, donde la arruinó su estreno a Mauro Giallombardo.
La historia de Silva con Ford también tiene otros capítulos destacados. El "Pato" fue uno de los pocos pilotos que en la historia lograron ganar en su debut en TC, fen 1998. También se impuso con un auto del óvalo en la prueba 1000 de la popular categoría.
Al impecable trabajo que realizo Silva se sumó la mala fortuna de sus escoltas. Bernardo Llaver, quien había ganado la primera serie, que fue un poco más lenta, se despistó cuando perseguía al líder por un problema en la caja de su Toyota Corolla. Antes había tenido problemas Guillermo Ortelli, quien estaba tercero tuvo que entrar a boxes por un problema en la selectora de la caja de velocidades de su Renault Fluence.
La neutralización en la doce vuelta por el despiste de Martín Serrano le permitió a Silva enfriar todo en su auto y no lo perjudicó para nada. Ni bien se liberó la pista, volvió a acelerar todo. En un par de giros se alejó de un inspirado Matías Muñoz Marchesi y Fabián Yannantuoni.
El estreno del TC 2000 entregó poco más. Matías Rossi, quien debutó en Toyota, logró un excelente cuarto puesto, soportando el acoso permanente de Mariano Altuna, dueño de la pole y que no pudo demostrar el potencial de su auto tanto en la serie como en la final.
Evidentemente las características del circuito roquense no ayudaron a los debían recuperar y la paridad de los autos aportó su parte para profundizar la poca cantidad de sobrepasos.
Atrás volvió a destacarse Leonel Pernía, quien avanzó y con algunas maniobras al milímetro, como la que hizo para superar a Guido Falaschi para lograr el sexto lugar. En cambio no pudieron seguirle el tren Gabriel Ponce de León y José M. López, encerrados en un lucha primero con el piloto de Honda, y después mano a mano para ser el mejor Fiat. Una falla en el auto de "Pechito" benefició a su compañero.