De tanto luchar por tomar distancia de la indeseada zona de Promoción, River se dio el gusto de llegar a la cima del torneo Clausura al ganarle el clásico a Independiente sobre la hora 1-0 en el Estadio Libertadores de América.
Por la tercera fecha, el gol lo aportó el Tanque Mariano Pavone, al culminar una carrera en la que hizo valer toda su potencia.
Eduardo Tuzzio cometió el error de cabecear hacia atrás y así sin querer prendió la mecha para la escapada de Pavone, quien lanzado a toda velocidad arrasó con toda oposición, inclusive la de Hilario Navarro, y prácticamente entró con pelota y todo para darle forma al gol y a la victoria.
De este modo, el equipo de Juan José López suma siete puntos, la misma cantidad que Olimpo y ambos comparten la cúspide de esta competencia doméstica. En cambio, esta caída complica todavía más a Independiente en la tabla de los promedios, de la que River, de todo modos, no puede darse el lujo de olvidarse.
En el primer tiempo hubo una leve ventaja en favor de River, que lució más maduro que Independiente, a pesar de que el local intentó ser prolijo y manejó la pelota por más tiempo.
El primer período se jugó en su mayor parte en el mediocampo, que era la zona hasta la que Independiente avanzaba con mayor facilidad. Pero al llegar hasta ahí el local era asfixiado por la presión que ejercían los jugadores de River y en varias oportunidades se apreciaron imperfecciones a la hora de retroceder.
River tenía siempre la ventana abierta para procurar el contraataque, sobre todo por el sector derecho de la defensa del Rojo, que fue desbordado una y otra vez por el uruguayo Juan Manuel Díaz y por Erik Lamela.
Tanto fue así que el Millonario debió haberse ido al descanso en ventaja y no pudo hacerlo por una mala decisión del juez de línea Gustavo Esquivel, quien a los 32 minutos le anuló una conquista a Paulo Ferrari marcándole una posición adelantada inexistente tras un centro rasante de Díaz.
Por su parte, Independiente tuvo buenas intenciones, pero es evidente de que aún le falta rodaje para ser el equipo que se imagina Antonio Mohamed y por eso apenas alcanzó un par de aproximaciones hasta la valla del adversario.
El segundo episodio siguió en la misma línea que había terminado el primero, con River más cerca del gol y más eficaz en defensa.
Mohamed hizo modificaciones tratando de cambiar el rumbo del encuentro e intentó dotar a su equipo de mayor profundidad, pero las variantes terminaron siendo un mero cambio de figuritas que no influyeron en el desarrollo. Leandro Gracián no agregó más que Defederico ni Cristian Pellerano tuvo más peso que Hernán Fredes.
La justicia llegó sobre el epílogo, con el Tanque lanzado en procura del gol, de aliviar el promedio y de tocar la cima. River fue algo más que Independiente en un partido tan intenso como emotivo.