RAÚL BERNAL
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Parece que fue ayer, pero hace un mes que la última edición del Dakar pasó a la historia. Para Pablo Copetti no fue una prueba más, sino la mejor de su campaña. Lo disfruta con su gente, pero no pierde de vista sus próximos objetivos.
Copetti fue el mejor de la "armada" regional en la legendaria travesía y estuvo muy cerca de conseguir un lugar en el podio.
En la tranquilidad de San Martín de los Andes, sigue recibiendo el reconocimiento de la gente que a la distancia siguió su participación en el Dakar.
-¿Esperabas estar en el top five?
-Uno siempre tiene la ilusión de llegar bien arriba y sabía que no era imposible. El año anterior me di cuenta que podía pelear entre los cinco mejores, el tema era poder demostrarlo en la prueba.
-¿Largaste sabiendo que se podía?
-Claro, pero no lo esperaba. Sabía que era capaz de pelear y que la única forma de llegar bien arriba era armando una estrategia para todo el Dakar y la verdad que estoy feliz de cumplir ese objetivo. Fue un buen premio al trabajo de un año de todo un equipo y una revancha para mí después del abandono de la pasada edición.
-¿Qué te faltó para subir al podio?
-Es la pregunta que me hice después por mucho tiempo, porque más allá de la felicidad de terminarlo, también me quedó un poco de tristeza? imaginate que estuve a nada del podio y se me escapó por poco. Básicamente son tres cosas las que nos faltaron. Primero, anduve muchas etapas con el miedo a abandonar. Eso te lleva a desacelerar en lugar de arriesgar. Segundo, cuando estábamos cuartos en la general mi camioneta de asistencia volcó y esa noche no me pudieron cambiar cosas del cuatriciclo. La etapa Chilecito-San Juan la hice sin protectores de cadena y disco de freno. Una locura que pagamos caro porque cuando pasamos a estar terceros y a 20 kilómetros de la llegada se nos montó la cadena, perdimos mucho tiempo y dos lugares. Tercero, nuestro cuatriciclo daba mucha ventaja en velocidad final. El polaco que salió tercero, el francés que terminó cuarto y hasta el mismo Alejandro Patronelli tenían puesto motores de motos cuya velocidad final llega a casi 160 kilómetros por hora contra los 125 que daba el mío en los mejores sectores.
-Demasiadas ventajas...
-Claro, a un equipo que quiere pelear la punta no le puede pasar nada de esto. Tenés que planificar y plantear una prueba desde el inicio pensando en el podio y nosotros no lo hicimos. Se notó al final. Tuvimos una oportunidad histórica y se nos escapó? igual, vamos a ir por la revancha.
-¿Cuándo te diste cuenta de que dar la vuelta era posible?
-Al llegar a Chile, sabía que ya era difícil quedarse. Me podía pasar algo en el desierto, pero no en Argentina. Al terminar Fiambalá, donde llegué muy bien, me convencí que íbamos a lograrlo.
-¿Qué te faltó para pelear por el triunfo o ganar una etapa?
-Para ganar una etapa me faltó tomar más riesgos y concentrarme un poco más en los últimos kilómetros. Como te explicaba antes primero tenés que sacarte el miedo a abandonar, lo que te permite andar a fondo. La etapa que mas cerca estuve de ganar fue la de Fiambalá, faltando cinco kilómetros venia a menos de un minuto de la punta y me distraje porque me relaje pensando que ya terminaba y tuve la mala suerte de volcar. Encima, el cuatriciclo quedó dado vuelta. Como no tenía casi fuerza y estaba muerto de calor, la temperatura era de 55 grados, tuve que pedir ayuda a una persona que bajó una montaña.
-Pero seguiste...
-Sí, pero perdí muchísimo tiempo y fijate que terminé a 10 minutos. Si no volcaba no se si no estábamos peleando el primer lugar. Hay que aprender que la prueba no termina hasta que no se baja la bandera a cuadros.